El niño volvió angustiado a casa mojado por la lluvia aunque se había llevado el paraguas. La madre le preguntó ¿por qué no has abierto el paraguas para protegerte?. Le costó responder pero era cómo reconocer para sí algo muy doloroso. Llorando al final respondió rabioso: - mamá, es que estábamos jugando al fútbol y me peleé con Tanausú... y me llamó "hijo de puta",te llamó puta y no respondí.Me quedé mirándole,mirándole siempre,todo el rato, con la cara parada y sin tener fuerzas para decir nada.
No supe responder y te llamó puta. Quise mojarme de rabia.En todo momento Javier miraba al suelo y apenas conseguía levantar la cabeza avergonzado esperando una dura reprensión por culpa de su cobardía.
La madre preparando la comida no tenía tiempo para disquisiciones.- Bah,hijo tranquilo,vete a secarte. Estaba gimoteando, amargado, sin duda la cosa no tendría ya nunca remedio. Habían llamado "puta" a su madre,que no era ninguna puta y no la había defendido. Quizá podría vengarse mañana en el recreo pero aquello era esperar demasiado,y sin embargo hacerlo a primera hora conforme llegara le parecía demasiado pronto y no estaba seguro de estar preparado.
La lluvia le consoló un poco de tanto llorar. Tenía marcada la tragedia en su frente. Era inconsolable.Solo con pensar en la imagen que en una calle mugrienta su madre se acostaba con cientos,con miles de hombres le daba un amago de ataque de angustia.
En la cena nombraron de refilón a su abuelo fallecido. Mientras ponían la cena con el humillo de las lentejas sobre su cara pudo entender por primera vez qué era la muerte.
Lo que le preocupó es que de la muerte no tenía escapatoria,había calibrado varias alternativas desde la crionización hasta el que existiera la reencarnación pero pensaba que repetida varias veces hasta en la reencarnación se repetía la misma pesadilla, y después remordido que la muerte era infinita,era como quitar las paredes a un espacio negro infinito con unos cuantos puntos blancos.
Además si la Humanidad se extingue nadie existirá para que se acuerde de mí,pero si nos multiplicamos demasiado y nos extendemos por otros planetas,lo más probable es que tampoco con tantos miles de millones de personas nadie se acuerde tampoco de mí. También pensó que como había visto en una revista dentro de unos miles de millones de años en el Universo sólo habría polvo cósmico y planetas sombríos.
Entonces sintió como si una ampolla de azufre se le desparramara por el pecho y le pesara la cabeza como un ladrillo duro y como una de esas chapas onduladas. Estuvo varios minutos paralizado y con el rostro como lascas de tierra árida.
Cuando se recuperó pensaba que ya era más sabio,por fin sabía lo que era la muerte.Había importado una lección que le iba a cambiar la vida. Y se dijo: "hijo de puta Tanausú,¡mañana te reviento!".
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