Le hizo la vida imposible en el trabajo primero con pullitas,después con gritos y dejándola en evidencia constantemente en público hasta que al final se fue: sin que aquella reaccionara nunca,ni se quejara,pero comentaba que del disgusto apenas podía comer y a disgusto,ni podía dormir. Era una inercia sentimental que se estableció entre ellas que era imposible romper. Una mañana alguien del departamento comentó de pasada que se había dado de baja. Después me ordenaron que tenía que trabajar con ella. Buf.
La saludé y me juré no replicarle nada.Trabajé duro y le remarqué como de casualidad desde el comienzo que tenía novia. De fondo constantemente sonaban las rocaflex. Un día ella dijo que su anterior compañera se había agobiado con el trabajo."No era lo suyo. Cuánto tuve que aguantarle.Ay". Me sonrió con profunda satisfacción en una mezcla entre caer bien y de alivio.
Después me encontré en un descanso para el café a la chica a la que habían despedido en público en medio de un griterío en la oficina y como me daba no sé qué, la evité para no pensar en ella. No tenía derecho ni a indemnización ni a cobrar el paro,o sea a nada,y parece que fue a la oficina como para suplicar que la despidieran de alguna forma para que le pagaran algo en la Oficina de Empleo.
Me preguntaba si quería ser como mi nueva compañera,era necesario, pero tampoco quería pensar en ello. Me sentí como si robara el logotipo de un Mercedes y después por no tener donde esconderlo lo tuviera que tirar a una cloaca y evitar su imagen por la culpa todas las mañanas de camino, por algo que no me importaba.
Yo en aquella época necesitaba especialmente ser feliz y me apuntaba a todo: senderismo,talleres y viajes. En las fotos de grupo siempre me tapaba alguien y incluso cuando me ponía delante y siempre alguien bromeaba conque era el hombre invisible para tocarme las narices.
Chacho,todo me tiene que ocurrir a mí.
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