Constantemente estaba sonriendo como un niño pícaro cuando los gimnastas se ponían a practicar sus posturas en el tatán del gym. Al principio como era un abuelo resultaba simpático,el anciano pillín,pero aunque disimulaba volvía con sus sonrisas. Los entrenadores lo vieron también de forma entrañable y lo recordaron: bueno, cualquier ejercicio tiene alguna "connotación" erótica.
Al cabo de unos días la situación se tornó difícil sorprendentemente para las mujeres más maduras. Fueron dos a la recepción y preguntaron si podían poner a "ese señor" en las bicicletas de cardio para que siempre mirara al escaparate de la calle,porque incluso había "mirado" a las niñas."Hay que protegerlas". Entonces se les informó que "ese señor" había tenido un accidente de tráfico y que lo traía la Seguridad Social que por un acuerdo pagaba menos que el resto de clientes.Al final,por supuesto amenazaron que si no, se irían ellas, y con ellas muchas más.
Le conté la trama a mi mujer en tres frases y antes de preguntarle me respondió: un salido,ay un salido.
No se sabe bien por qué se le prohibió su uso de las duchas y se le informó de "su situación".Como continuara su actitud,no se le renovaría. Aquel viejo militar respondió enrabietado que él no era "un salido",sino solo un hombre divertido que bromeaba.Según él, preguntó si sus bromas molestaban y nadie le respondió diciendo que sí. Debían estarle agradecido por alegrar el ambiente. Además no tenía otro gym en el pueblo y lo necesitaba para la recuperación de sus piernas.
Le temblaban los brazos flácidos con el bastón en alto y mientras se le escurría una y otra vez la mochila en el hombro.
"Yo estuve en la guerra del Sáhara me lo deben.He comido con el Rey y soy sobrino de B. de X. .Ay,cuando se enteren en el Ayuntamiento. ¿Qué pasa?,¿hay que venir amargado al gym?,¿qué es esto?.Les denunciaré al seguro". Y así el héroe se fue sudado,despeinado y por fin serio, volviendo a casa sin medallas.
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