Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Abril es el mes más cruel
porque la belleza no permite
recordar tus rosas sin piel.

Esta perrita mía me será fiel
hasta que se pudran las cañerías
de un recuerdo que sin por qué

me eche en cara al sexo de los vigías.

martes, 29 de septiembre de 2015

Decálogo para ser escritor

1.Escribe.El 90% de los escritores no escriben. Si escribes estarás entre el 90% que escriben tonterías pero serás un escritor.

2. Pregúntate el por qué y sé coherente con tus por qués.No pongas ideas geniales que no peguen. Las apartas para otros textos y las olvidas.

3.Imágenes memorables.

4. Ten amor hacia tu lector,genera expectativa,humor y cuéntale algo sincero.

5.Lo escrito es un universo todo lo que quieres que el lector entienda tienes que ponerlo. Lo que queda fuera no existe.

6.No tengas un estilo retorcido,retórico o de frases largas.El lector tiene que estar cómodo no sentir que lo mareas.

7.Homogeneizar.Personajes interactúan, hechos concretos...

8.Habla de lo que sabes para que suene sincero.Acciones detalladas con algún fin. P.ej. pelaba papas,afilaba su cuchillo...
Dejadme una mentira por Dios. Una bendita mentira.

Siempre sin fuerzas. Me obligaron a arrodillarme en las escaleras y poner el brazo a lo fascista. Tuve que cantar no sé que cosa absurda. Guanhaben dijo que no. -¡ Pégame si tienes huevos!¡pégame!.
Me puse a tararear unas cuantas frases sin sentido. Yo avergonzado me arrodillé en forma fetal quizá como en una forma de ridiculizar al hijo de don Agustín.

El profesor, padre del matón, vio la botella oxidada del insecticida en una esquina. Era un hombre chistoso y simplón que lo quería era acabar con aquello y quitarle importancia sin llamar la atención de su hijo. Pero ya tenía un pliegue dentro del culo hinchado e irritado.

Después del partido los que estábamos durante el recreo en el aula ayudamos a sacar pupitres de un trastero de al lado. Agustín el hijo de don Agustín junto con un camello del Salesiano quiso gastarnos la broma. Desnudó a cinco y nos metió en el váter destartalado desnudos,nos tapó la cabeza con bolsas de plástico y nos roció. Alguno le dijo que tenía hemorroides pero no le creyó. "Son unos gallinas de mierda".

Nos echó en los ojos,en el trasero y lo peor que el insecticida olía raro como especialmente a podrido. Pero ninguna de las víctimas se atrevió a reaccionar. Empezó a llenárseme de verrugas los brazos y de rojo.Yo dije que no era nada.Que no era nada.Pero el picor era insoportable y en poco tiempo el picor de las verrugas se volvió insoportable.

Me miré con la vista borrosa en un espejo roto a la luz en un rincón. Vi mi cuerpo esmirriado de intelectual frustrado.Me sonreí con orgullo cuando lo pensé.Solo se habían librado de que les saliera una costra requemada como a los otros que parecían como la de los inmigrantes de los invernaderos. Ay ni siquiera iba a ir al Viaje de fin curso ya. No iba a ir aunque lo sabía desde el principio.

El camello viendo el cariz de los acontecimientos desapareció.Y el profesor que nos tutoreaba llegó y se dió cuenta del estropicio de las mesas rotas y de la salvajada.   Cuando íbamos al Hospital me dijeron, entre ellos mi profesor Agustín, que teníamos que avisar a alguien. Al mala bestia de mi padre o a la santa pirada de mi madre.

Supe que tenía que inventar una mentira aunque eso supusiera defender a mi verdugo que todos sabíamos quién era.Dije que había sido una pelea y un accidente lo del insecticida. Mi profesor Agustín repitió a gritos que no que aquello no podía ser. Y me señalaba con el dedo para repetir mi incoherente versión de los hechos.

Como siempre me quedé sin réplica. Iba a proteger al sosias canalla de su vástago y me decía como una broma impertinente que me iba a acordar de aquella bolsa con la que me habían tapado la cabeza.
Yo había pulido mi versión absurda cuando llegué a la Clínica Santa Catalina. La médica me examinó como si destripara una rana pero levantándome los brazos con delicadeza. Me puse de rodillas sobre la camilla y extendí los brazos en cruz.

"Imposible","no","bah, no es posible". Me preguntó que para qué mentía. Y como no me atreví a responder tuvo el pésimo gusto de repetirme la pregunta insensiblemente. Aquella médica era tan hipócrita de ignorar que si decía la verdad mi padre me gritaría y mi madre tendría un ataque y mi vida sería un infierno. ¿Pero que le importaba a aquella simplona por las ánimas del purgatorio?

Estaba como en otro trastero lleno de máquinas tapadas con sábanas y la doctora que me miraba de frente fijamente. - ¿Crees que me vas a engañar?¿crees que soy idiota?
Ante aquella falta de tacto la cuestión era de dignidad. Y aunque me repitió la pregunta solo le respondía con un No. Y otra vez con otro No. Porque ya era cuestión de dignidad, de una dignidad instintiva y beocia.
Déjeme decir una mentira por Dios. Una santa mentira y déjeme ya de reventarme el cráneo.




lunes, 28 de septiembre de 2015

Las Cataluñas no están (con)Arrimadas

Carraca de dentadura
Rajoy arrodillado fetal
quiere que le "valla" Mas
para pedirle disculpas.

Sin volantes circulo
Todo es tan ridículo
que si no hubiera vínculo
te cogería el culo.

Polvo te daba con láser
Si fueras un tarumba
te remataba en la tumba
o te pateaba al cadáver
o a balazos una rumba.

¿Tienes pal trono tanto culo?
¿Por qué cuentas escaños
si no tiés para esos años
un culo tan duro?

¿Para qué quieres vallas
si tiés dentro a los moros?
ni espino para los porros
si no sobra morrallas.


domingo, 27 de septiembre de 2015


A pesar del grave momento

A pesar del grave momento convencí a mi madre para que trajera en coche a la prima Maribel del aeropuerto a su casa. Estaba orgullosa de lo bien que hablaba inglés y alemán.Nos insinuó que había traído presentes para toda la familia. Yo tosía con flema y saboreaba un flemón dentro del moflete. Cuando engordaba la lengua para sacarla y ponerla entre mi mano y el klínex pude notar  como un lenguatazo grumoso de sangre. ¡Por Dios otra vez sangre!

Llegamos a su casa donde sus padres indiferentes la recibieron con mucho menos entusiasmo que nosotros. Durante semanas había pensado en los regalos que le traerían de Londres.Serían detalles pero los guardaría por ser tan tan lejos que solo aparecía en los libros de Historia de hace 50 años.  En agradecimiento de que la hubiésemos traído del Aeropuerto nos invitaron a comer con los 3 primos que vendrían de sus trabajos. Al final de la comida nos repartiría los regalos de aquel Londres fastuoso,del georgiano Bath o de la veraniega Brighton con su submundo exótico de glamour.

Pusieron una mesa enorme inundada de luz con manteles nuevos de colores. Hasta el mastín a nuestros piés tenía pechuga ahumada. Y al lado de las sobras del perro pusieron los regales recubiertos con papel de regalo pero no de celofán sino como de un satén muy brillante. Guardaría su regalo para cuando el próximo curso entrara en la Universidad.

No tomé el postre de la comida porque me molestaba la tos y los esputos. Me puse a merodear en ese rincón oscuro de bloque pelado dando vueltas sonriendo donde estaban los regalos envueltos. Estaba mareado de haber estado unas 18 horas viendo la tele. Daba vueltas ansioso mirando fijamente mi reflejo borroso y multiplicado en el papel regalo. Sin avergonzarme de verme reflejado con una sonrisa idiota.  Veía como Maribel daba sus regalos a los demás. Maribel viraba  su cara para no ver mi sonrisa maníaca.

Hasta que de pronto me paró y me dijo:
-para ti no hay regalo. Me olvidé.
- Que graciosa eres. ¿Es broma?.
-No. Me olvidé. No seas niño.
- Quiero decirte algo. He ido al oncólogo. Me van a hacer quimioterapia.
- Bah Marcel, será diarrea. Un poco de diarrea. No no me deprimas. Vine con ustedes en el coche obligada. Obligada.
- ¿Qué?.¡No!.¡No es dia-...!
-¡No me presiones!¿Vale?¡Déjame!. Y le apartó de un manotazo en el hombro.

Marcel no replicó.Apretó los dientes como si rumiara un hueso grande de pollo. Se quedó paralizado mirando fijamente al podenco lleno de cicatrices de la saca, moviendo frenéticamente la cola con cariño. Lo miraba de abajo para arriba con ojos indiferentes pero como con un pena que parecía preguntar algo absurdo. Mirando fijamente al perro con cariño.¡Qué fiel y qué bien olía aquel perro! Y cómo le inundaba la luz y la brisa de la costa.
Ni siquiera le pidió perdón

-Has arruinado mi vida cabrón, y te voy a matar. Reza a la Virgen como un perro.
Después de tantos años de desolación,miseria y humillaciones lo tenía ahí enfrente suya,tranquilo, a su padre. Sentado en una mesa destartalada era un viejo seco,débil y calvo que le sonreía con cinismo como si no se enterara de nada. ¿Tenía sentido ya pedírselo?

 Vio el paisaje mesetario y un viejo enebro retorcido que recordaba de su juventud solitaria. Sí cuando juraba que mataría a su padre por haber abandonado a su madre loca,su hermano lento y a él. Su sagrada madre. Recordó para intensificar su rencor cuando pedía una ayuda en la parroquia destartalada de barrio y viendo las pies en la acera a través de un ventanuco en lo alto.Y haberle provocado la muerte según él. No,ni siquiera tenía ya sentido ir a prisión.

- Me quitaste la inocencia.
-No, ya nadie es inocente. Ni tú ni yo.¿Qué importa que te destruyan la vida con lo que amas?O no la amabas¿soy yo culpable de eso?¿soy yo culpable de todo?¿de todo lo malo que te pase?.
Ulises tenía el cuchillo y sabía que no lo apresarían. Pero ¿valía la pena sentirse culpable por un canalla?que lo señalaran con el dedo.Masculló sobre la mujer de su padre que no valía un carajo. Sintió que más justo era matarla a ella, pero era inútil. Matarlo a él era lo heroico, no a una mala víbora. 

Le parecía indigno parecerse a él y buitrear una herencia.¿podría huir a algún sitio?¿podría vivir y replicar las humillaciones? Lo miró con odio mientras su padre reía y hacía la cabeza de un lado a otro como si dudara de su virilidad. Ahora que podía matarlo sentía que si lo hacía se podría sentir culpable durante años y que era una usura costosa que evitaría sus probabilidades para progresar en el futuro.


Ulises se giró no para olvidarlo porque lo tenía delante sonriendo, sino para poder ignorar las impertinencias de su padre.
-¡Ulises!. Oyó como un jarrón que se rompe.
-¿Qué?. Y su padre con un martillo le golpeó de un tajo la frente con fuerza pero como si no supiera bien lo que hacía. ¿Cómo es posible?¿Por qué?.
Levantó la mano y su padre se la cogió para evitar que se golpeara contra el suelo de granito.¿Dio la mano como un instinto de pedir ayuda,consuelo,un abrazo final?.

Y se padre como si tuviera que echarle cosas frente a la pregunta del hijo respondió a destiempo:
-Hijo, tuve que hacerlo. Por sentido común. ¡Tú nunca nunca has tenido sentido común, tuve que hacerlo!.¡Si no hubieras venido!
Entre ella y tú,tenía que escogerla a ella. Yo no me iba a quedar solo por ti.









martes, 15 de septiembre de 2015

Sobre Salvador Dalí

 "Soy "católico, apostólico, romano, hipócrita y jesuita".

Cuando Salvador Dalí volvió a España tras la Guerra Civil contrató a unos sirvientes a los que cogió cariño. Dalí no solo era un ególatra sino que tenía un humor despiadado, inteligente y cruel y como ya era famoso universalmente nadie le contradecía.
 Los sirvientes tenían que cuidarlo como un niño porque no sabía hacer nada salvo pintar y pensaban que esa forma de ser venía de esa impotencia vital frente a la vida y de las infidelidades consentidas de su mujer con jovencitos de la zona. No servía para las cosas cotidianas y aunque hartaba a los sirvientes asombrados tampoco mostraba gratitud. Al fin y al cabo podía pagarles mucho menos. Pero veían que en el fondo tenía un gran corazón.

Cuando Dalí se estaba muriendo todos lamentaban su agonía. Pensaban que después de más de 40 años de servicio y haciendo constantes favores como ir de madrugada si necesitaba alguna ayuda les dejaría como es algo natural un incentivo en el Testamento.

Cuando abrieron el Testamento los sirvientes se quedaron estupefactos de la generosidad de Dalí.
Un sirviente que lo había conocido de toda la vida se marchó triste y dijo: " el señor Dalí no quería a nadie". No les había dejado nada tras más de 40 años de servicio. Entonces recordó su crueldad,su mezquindad, y que eran ellos solos lo que confiaban en su bondad.

No, se habían engañado,lo habían interpretado todo mal una y otra vez.
-¿Por qué tienes tanta comida en la nevera si vives tú solo?
-Así puedo sentir el poder de mi dinero.

Incluso el hecho de una broma en voz baja sobre las infidelidades de Gala había generado un cierto rencor entre algún compañero sirviente y los cotilleos hacia Dalí que quería vengarse después de muerto.
 Los sirvientes hicieron documentales pero no quisieron recrearse dando malas referencias de Dalí. Siempre les repetían las mismas preguntas. Una de ellas era:
-¿Valió la pena servir a un genio como Dalí?
- Bajjjr. No.

Y seguían contando en otras anécdotas sobre él pero como si no pensarán para nada en él.






domingo, 13 de septiembre de 2015


Te fueras y te vinieras de la madera negra podrida
y de las lámparas de queroseno
de otro olor resacando
a otro hedor sin freno.

Y tu enorme pecho breve
como unas gafas olvidadas
y tú sin quejarte de otro puente a un sin puente
y sin los monumentos que amaba.

Y mirando tu cuerpo como algo ajena
soñando las masturbaciones de la muerte
clandestino en la luz sin Ley Seca.
¿acaso no era la muerte algo de mí?
¿Cómo pude ser así en mi muerte?
¿Se acordarás de mí tu muerte?.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Mientras yo vivía en cierta miseria con una madre loca (esquizofrénica paranoide) mi padre que nos había abandonado hace años, perdía dinero en la Bolsa. Cuando le preguntaba por qué no le daba el dinero a un profesional. Me dijo que no, que el dinero lo tenía que invertir él. No se daba cuenta de nada, lo veía como un mérito.

Cuándo me preguntaba qué había hecho por mí me da cuenta que no había hecho nada. No me había enseñado nada ni hecho nada por mí. Absolutamente. Y en la alguna llamada me pidió que comenzara la llamada diciéndole que le quería pero me daba indignación y asco. No podía.

Un niño muerto en una playa del Egeo

Tuviste el laurel con carbonilla
de las batallas ganadas
pero en tu desembarco
en las playas de Alemania,
no hubo metralletas
ni bombas sino espaldas.

Eran barcas con odio
Alemania eran islas áridas
eran colinas sin colores
gaviotas de hambre pálidas.

Nadas como un perro rabioso
que se retuerce frente al fuego.
Nadas como un acreedor
que se echa en cara su deseo.

Y esa angustia te da vida
porque llegas al peaje.
Sufriré por una causa al fin
como ruedas por un coche.

Y el recuerdo de los héroes
caricia de una navaja
te hace sentir el frío
del insulto a la espalda.

La muerte eterna te llama
ángeles que se gritan
como abordaje de pirata
como buitres al vigía.
.
Barajas en la noche/
susurras tu apuesta que va/
rápido eco de un coche/,
por ti se va el sol al mar/
en el mar pisas el suelo
fin de tanta eternidad/,
muerdes el aire en derroche/
todo pudo ser...no el final.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Esperando sin saber bien por qué
-como al aviso de un fusilado-
a la salida del trabajo
a la mujer que amo.
Brum brum brum brum
Hace mucho calor y las enfermeras
despelusadas salen mirando con mala cara.
Todo parece estúpido.
Ahora maldigo que no me enseñaran
a tener dignidad
a ponerme en mi sitio sin más.
Pienso cuantos obstáculos estúpidos
me tome como una especie de sacrificio
sí ahora me río de ellos
y veo que no eran obstáculos
que solo mi miedo estúpido era el obstáculo.

Todas las noches cuando traigo las gambas
en el coche me apestan las manos,
y querría pasar por el aeropuerto
y coger el primer avión que viera
en los paneles a destinos lejanos.
Me quejo de la mediocridad de mi vida
que pude ser un gran abogado.
Bien vestido, en un elegante despacho
cobrar el doble,fortunas de mis honorarios.

Pero¿y la mediocridad de este mundo?
harto de tus criticas que te vienen
insatisfecho del olor de las buganvillas
¿qué edad tienes?

Qué ridículo me siento
al ver que eran trampas que yo me ponía
al ver la prodigalidad de la vida
y lo maravilloso e inteligente que me veía,
y pienso con amargura cuanto dejé
en ese atajo de pedregales.

Como me alejaba de todos
como me permitía que se rieran de mí
Dios esos traumas idiotas
que lo hacen a uno sentirse indefenso
ante su inútil sabiduría.
Con las manos mojadas de la salsa de las gambas
qué estúpido me siento.

Creía ser tan extraordinario
que todo me parecían sacrificios insignificantes
ante un futuro rutilante.
Y las humillaciones me parecían trampas
que solas se aplastaban...
y los premios felicitaciones icebergs confusos
que no necesitaban esfuerzo ni concursos,
y el trabajo un peaje de cangrena
que con un mando levantaba la barrera.
Y admití lo equivocado que estaba
cosa que hicieron pocos
aunque no sirviera de nada.

No tengo medallas que puedan explicarlo por mí
y si las tuviera ¿qué podrían explicarme
de lo que no viví?.
Hasta las manos de sangre del asesino
tendrían algún sentido
y algún arrepentimiento de verdad, de vivir.

Esperando en el trabajo en la reserva
a la mujer que me ama
y a la que siento tan lejana
y que me ata a una vida mediocre
en medio de la fiebre de la madriguera
a la que ni  tengo necesidad...

Tengo miedo a las literas sucias
 a la nevera y la cazuela vacía
 a la miseria que he vivido
y a la que me acostumbré sin ningún miedo
no tengo miedo.

Te ata sin misterio a lo que yo mismo me ato
soy mi carcelero de una vida cómoda.
Ese es el espectáculo que no quiero ver
detrás del lujo de la modorra
que sigue tras todos los días un no sé qué...

Esperando esperando como si estuviera en un pasillo
y mi vida dependiera de un archivo
de legajos olvidados de una mesa
de un juez novato sustituto
que tiene que juzgarme
ante mis sustitutos.

Pero ese alguien tiene que llegar
ese milagro tiene que darse
tiene que darse
y si no aparece...¿quién querrá
oír mis mentiras otra vez y quedarse?

Dios qué podría esperar, qué podría sentir
si no sé lo que siento.
A quién podría preguntárselo
que no se riera con asco de mí.