¿ QUÉ de tu pecho caído alondra que atrae
que aún reseca la ciénaga de mis manos?,
tu piel grasa que endurece a los tábanos
que no sabe ahogar en el charco que cae.
Te acostarías con este cactus sin aliento
sin poder crucificarte en el baobab
sin reconocértelo a ti mismo quizá
en su corazón poroso a espaldas del desierto.
Y ansiado de que renazca el remordimiento
de abril, desfiles del trauma de risas bellas,
ves que tu hijo platónico nació muerto.
tu pecho en vitriolo gangrena querellas
no busca en promesas de amor, ni desconcierto
solo bellos recuerdos para ver las estrellas.
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