Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

viernes, 27 de julio de 2018

Arquetipos que se dieron y que no se dieron en el Siglo de Oro.

Es increíble la cantidad de arquetipos universales que llegaron a su plenitud en el siglo de Oro: el Quijote, Cipriano/Fausto,Segismundo, el Perro del Hortelano,el don Juan misógino, Estebanillo González o el Homer Simpsons delincuente del siglo XVII,Lazarillo de Tormes,el Perro del Hortelano,el Bandolero de Tirso, Semíramis calderoniana,o el protagonista de "Castigo sin venganza" que cumple el rígido código del honor español que parece el bushido japonés. y casi todos ellos fueron revisitados porque tenían una mentalidad peculiar contaminada por la moral católica,que parecía imposible volverlos universales.

Pérez Reverte es nuestro polemista agresivo de temas secundarios contra la modernización de los mitos consolidados,o sea nuestro Houellebecq que critica los excesos contra cualquier liebre que se levante del sexismo lingüístico. Se agradece el debate.

Es insólito que no se planteara el arquetipo del colonizador ajeno a su colonia que es mito que quiere plantear Lucrecia Martel con la película Zama. Hermoso homenaje artístico al siglo XVIII hispanoamericano,a los gobernantes que no tenían potencial para dar contenido a un continente inmenso,y en el que se sentían ajenos.¿Quién tiene más mérito un explorador que vaga buscando ciudades de oro o quien crea haciendas, edificios, caminos,catedrales y favorece intercambios comerciales?.Sin embargo, esta gente ha quedado descolgada de la historia y sin reivindicar,aunque creó un superestrato cultural pujante tres siglos después. Interesantes los planteamientos de Lucrecia Martel.

También es insólito que no se planteara el arquetipo del colonizador ajeno a su colonia, lo que refleja como el ambiente creativo de MADRID estaba centrado en si mismo,sin valorar las contradicciones de los hombres de su Imperio.

miércoles, 25 de julio de 2018

El guardián.

Se quedó en la entrada de la puerta giratoria del Club Náutico mirando con odio al portero que le ignoraba con aire de superioridad. Hablando sola como llevándose la contraria en voz alta, con su hijo que no sabía qué pasaba ni cómo reaccionar. Parecía un bulldog mirando fijamente y apartando la mirada, encorvado, pálido, sin saber si te iba a atacar pero con la certeza de que no ladraría porque por alguna extraña motivo no quería llamar la atención.
Una mujer morena con un gesto orgulloso, vestida con una seda negra raída a rayas, cargada de alhajas, de sortijas, y de sortijas, con un chador corto y negro que intensifica más la tensión de su mirada de faraona destronada, con su pecho subiendo y bajando por una respiración furiosa, las aletas de su nariz eran anchas, sus labios apretados estaban llenos de la tensión de una bestia, y sus facciones eran inexpresivas.
Caminando por la acera de aquí para allá mirando su reloj de pulsera se tropezó contra un bolardo, al que dio una patada fuerte sin querer. Miró alrededor y cuando creyó que nadie la miraba se puso a acariciarse para aliviarse el dolor, sin dejar de injuriar como refiriéndose a una mujer ni de llevarse la contraria.
Apretaba contra su pecho una carpeta gruesa. El portero déspota cayó bajo el puñal con un aullido de su boca abierta para que ambos se marcharan de la entrada a donde llegaban los coches de alta gama, y la gente tranquila vestida de deporte con marcas de lujo. “Márchense de aquí o llamo a la policía de una vez” con un grito que nadie quiso escuchar.

La mujer compacta sonreía ante aquella humillación pública, parecía que de alguna manera tuviera preparada alguna venganza contra aquel guardián satánico, pero después recapacitaba y se quedaba sentaba junto a su hijo al que obligaba a empujones a sentarse, con modales exquisitos en el bordillo de la sucia acera. Al lado de una paloma que cojeaba y que tenía los ojos cerrados en los que habían crecido dos semillas de millo.
“No tiene ya nada que hacer aquí” le había recordado el portero, pero había mucho de orgullo y miseria en su porte. No quería encargarse él solo del asunto y ser el cruel desalmado de la película, por echarla del aparcamiento de entrada delante de su hijo, al que se veía amargado. Parecía jugar dando la espalda a su madre, mezclando al placer de golpear una pelota de plástico un doloroso sentimiento de impotencia.

martes, 24 de julio de 2018

Un sábado por la noche.

Sábado por la noche:participé en misa neocatecúmena.
Leímos un pasaje de Jeremías que parecía no tener ningún mensaje trascendente y al final sí conseguimos encontrarlo. Salió francamente bien y de un tajo,aunque el mensaje era el de siempre. Después baile en la Plaza de Santo Domingo parecido al estilo judío que hacen en las sinagogas de las películas, no quedó solemne pero fue emotivo,lleno de niños y gente que seguía allí tras doce años y que conocía de vista.
Nadie se atrevió a grabarlo,aunque muchas personas allí en toda su vida no habían estado en ninguno. Después de ducharme hace unas semanas en una cascada en el Barranco de los Cernícalos sin que nadie lo grabara me esta creando aprehensión. Después quedamos en un Concierto de Jazz en Vegueta con Alicia y amigos. Fuí con Daniel mi starets Zósima. Me encontré con A le xis Ra ve lo, le comenté que aquel concierto necesitaba un muerto (asesinato,claro) y un detective filósofo para contarlo, con una asesora fiscal,profesores de Universidad, , demasiada gente que uno conocía de lejos. Lo bueno de un concierto de Jazz es que ves el concierto y sigues hablando de tus cosas y viendo a la gente bailar.
Al día siguiente, me whatsapearon preocupados porque lo que me habían contando era XXX. Pues vale. Yo pensaba que tenía que comprar una arandela para el sifón y detergente líquido para la lavadora. Ya no quedan XXX de nivel,todo son guirigays.

El Malentendido.

Rodríguez se sentía desgastado como sus brocas usadas, en la habitación del Hotel cuando encontró la tarjeta magnética de la habitación 304 con una nota que ponía al lado “tenemos una cuenta pendiente”. Miró a través de la ventana soleada de la habitación del hotel hacia el descampado. Pensó que sería una mujer, se sonrió, pero pensó que querrían jugar con él y no tenía ganas de estrategias.

Tenía los folletos de sus productos de ferretería, y no quiso volver a verlos. Encendió el televisor con programas de una cena para buscar un romance, de un motorista que se recorre Asia Central y en muchos sitios donde los niños le saludan con insultos en inglés “fuck you” o haciéndole peinetas bienintencionadamente. Aquel verano no tendría vacaciones, no hay nada más que decir.
De todos modos, a media noche mientras dormía recordó amargado lo que era su vida: los gritos del jefe, el que tenía que cumplir unos mínimos de venta y entonces decidió en un arrebato levantarse e ir a aquella habitación. Se vistió abrió la puerta, y sobre la cama ajena deshecha solo encontró un fular rosa, ropa íntima de mujer y una maleta deshecha, preguntó en voz alta si había alguien y al no encontrar respuesta, dudándolo mucho se fue.
Cuando volvía a la habitación se cruzó con un anciano que le miró con odio sin aparente motivo. Él que también se sentía frustrado en la aventura le tiró un cigarrillo al suelo al borde de los pies, sin que el otro hombre reaccionara.
Al día siguiente había ordenado sus camisas arrugadas escrupulosamente en su maleta y bajó al comedor. De alguna manera sentía que lo habían engañado aquella noche. Alguien había intentado reírse de él o reírse de alguien y él no podía marcharse sin entenderlo.
En el comedor, el camarero le comentó riéndose, aunque sospechándolo todo, que había pasado algo extraño. Por la noche, alguien se había ofrecido a invitarle al desayuno y por la mañana a primera hora había cambiado de opinión. Una mujer mayor vestida de un traje blanco elegante con pamela, miraba con rencor al anciano aislado en su rincón.
Parecían exiliados de bandos diferentes que se miraran de reojo a través de la alambrada que separase un campo que ambos debían compartir. La mujer se puso la pamela y se fue. Había tirado el cenicero encendido y el mantel de la mesa empezaba a arder. Ardía como un animal al que abren en una matanza.
Rodríguez no quiso avisar al camarero que se había reído antes de su historia. Vio a través del fuego, como la mujer cogía el taxi sin mirar atrás.

Siempre renegando de nuestro origen para identificarnos.

Ni Tenesor Semidán ni Juan Rejón.

Ni Tenesor Semidán y su transmutación en Fernando Guanarteme ni Juan Rejón. La identidad canaria nace en Juan Rejón y en su fraile traidor que da armas a los aborígenes que no saben utilizarlas.

Los blancos hacen desaparecer gran parte de lo aborigen, siglos después buscan sentido en lo aborigen,les atribuyen miles de logros,que quedaron a medio cocer,y se consideran sus orgullosos herederos de lo único que les puede unir:el territorio y los sentimientos de necesidad y desvalimiento que les provoca ese territorio.


Hoy los blancos reblandecidos,estilizados buscan ser aborígenes, ansían ser aborígenes,aprender amazigh en una civilización ajena para ser auténticos,incluso donde la huella aborigen ya quedó empequeñecida. Además la gente más morena de piel,o los que necesitan proteccionismo para conseguir un puesto de trabajo, o de status socioeconómico más bajo se sienten afectivamente más identificados con los derrotados.

Ni criollos,ni aborígenes, ni godos.¡Nada!,solo nuestros cinco siglos y medio de historia a los que damos la espalda con repelús:el provincianismo,las noticias del exterior, solo nosotros en un orgullo difícil de ser lo que somos,fauves siempre buscando sentido en aquello que han destruído.

Francisco Coronado buscando Cíbola en Tamadaba.

Los paisajes no valen mucho solo los misterios y la personalidad de los que los pisan, ni siquiera los que nos parten el alma los que nos impresionan objetivamente, solo son caras,recuerdos propios,historias sublimes o recuerdos que llaman a otros recuerdos.

Cuando hemos vivido demasiado tiempo en el mismo lugar,ya no sabemos ni cómo reaccionar ante el mismo paisaje,como si fuera un rostro, porque un mismo paisaje tiene recuerdos entusiastas o recuerdos penosos.

A veces, me pregunto hasta qué límite un solo hombre puede aprehender un paisaje cuya grandeza le supera,uno sabe que esta ahí amenazante como los habitantes de una megaurbe de rascacielos y que van al trabajo en tren sin levantar la vista a los rascacielos.

Por eso,es importante que las fotos sean alegres porque si somos excesivamente honrados al recordar las cosas,una foto feliz nos ayuda a resetear el pasado,alegrarnos,y endurecer nuestra voluntad.

¿Quiénes son más nobles aquellos exploradores muchos de los cuales buscaban ciudades de oro que conquistar, civilizaciones con indígenas que les trabajaran,fuentes de la eterna juventud,

o nosotros que casi 5 siglos después justificamos sus excesos por ser "patriotas",o que ya ni nos atrevemos a defenderles nada, nosotros que exploramos para nada por amor al deporte y al riesgo y sin esperar nada sino deshacernos de recuerdos y por fastidiarnos las rodillas?.

Su egoísmo de rapiña encarriló una civilización nueva que poco a poco otros fueron solidificando en Latinoamérica, nuestro egoísmo para adentro, inocuo,en que solo soñamos y necesitamos mármol porque no queremos grabar nada en barro, ni marcar los dragos para siempre para darnos una segunda oportunidad.

domingo, 22 de julio de 2018

Hierbas con carbonilla

Me he traído a Cuqui la perra de la finca de Valseca y se niega a comer por tener el estómago cerrado de pena el pienso premium que le he comprado, pero cuando salimos come las hierbas con carbonilla de los parques de baldosines de alrededor con la brisa del viento,con la sensación de libertad.

¿Cuándo 2 + 2 serán 27?.

Estoy deseando que 2 + 2 sea 27 para defender la dignidad humana, para vivir a pesar de los tópicos habituales y obvios a rachas.
He ido a la biblioteca y podemos sacar las Metamorfosis de Ovidio en prosa o tres novelas de John Fante y al final he sacado las tres novelas que también son 27.

¿Por qué avergonzarse de lo que uno ha sufrido?.

¿Por qué avergonzarse
de lo que uno hace bien?,
las arrugas de la cama
de lo que pudo ser,

del que humilló sin venganza
del sudor que muere de qué.
En la noche todo espanta
salvo a quien no tiene qué ver.

El azufre del pecho
de lo que pudo ser,
amasijo del óxido
que nos ciega por ver.

Quebrar los huecos del panal
porque tienen miel,
huir de los espejos
que elogian porque ciega ver.


O putero o maricón
nunca criba alternativa,
nunca puede el aguaviva
decir bueno algo al malecón.

Nada se hace bien sin vida,
si das dinero idiota,
tienes la mano rota,
a tu familia prostituida.

Si das poco eres tacaño
eres un ruin que no invitas,
ni a las sobras de las comidas
ni a las propinas de un amaño.

¿Quién repetirá a los dioses
el polvo del arpa?,
que hacer chistes a la maldición
no sirve de nada.

lunes, 16 de julio de 2018

Ícaro, no tuvo premio por volar demasiado alto.

La pardela perdida.

¿Quién cree tu grito ridículo de dolor?
¿quién sangrará el drago añorando un aborto,
cuando el mar roto ciegue tu cuerpo absorto
sin chantajear juez al Dios un poco de amor?.

Ni el riesgo de perderte cruel me hace amarte
ni el desierto alejarme a tu laberinto,
ni sufrir tu secreto sino tu instinto
que baila tormentas sobre el mar sin guiarte.

¿Vendiste tu alma por un falso endemismo?
¿no harta oír el rechazo débil de ti mismo,
y tras la gloria venderte en un mendrugo?.

No critiques las lágrimas del verdugo
que te hagan ver la noche en el camino
y bendice del desierto el duro jugo.

viernes, 13 de julio de 2018

Como Ícaro, intentó volar demasiado alto.

Como Ícaro, intentó volar demasiado alto.


Como Ícaro, intentó volar demasiado alto.


(Visto por Dédalo,padre de Ícaro).

El hijo que te amó cruel no te nació,
vigía de arena el laberinto de sangre,
si escapas hueco en el mar no habrá nadie
tu lengua sol destiñe lo que no amó.


Rompe inútil tus uñas contra el agua
¿por qué amargas a tu alma sin eco
árbol que arrancas del suelo seco,
al rayo azul* que eleva a cuanto ama(r)ga?.


Tu estrella que niegas sigue existiendo
cae en la estafa que subirá mañana
suicídate y niega que estés muriendo.

Reiré con la flor que de amor florece,
y al que en orilla oscura no reclama
una horca por salvar al que fallece.


* el último rayo.

jueves, 12 de julio de 2018

La última tarjeta equivocada.

Has vuelto a meterte en la podrida ratonera, a dejarlo todo, a poner tu vida patas arriba y has hecho el ridículo ante ti mismo por aquela nota "entre nosotros aún hay una cuenta pendiente, y por una tarjeta imantada con el número 305".


Sin embargo, no sabías lo que hubiera podido significar para ti. Después del pulpo reseco de la cena en el restaurant con las mesas viejas vacías escuchando canciones de Julio Iglesias, al entrar en tu cuarto con gotelé del Gran Hotel de Puerto de Rosario, viste enfrente un podenco que se había quedado atrapado gimoteando en unos alambres de hierro de las ruinas del edificio.
Estaba rajado, mirando abstraído, tocando de puntillas el suelo. Se le habían salido las tripas. Pudiste salvarlo, pero no sentiste alegría, ni el vértigo de la compasión, sino indiferencia.


Necesitabas su rostro desfigurado, sus tripas deslizándose y la angustia de su pecho hinchándose y deshinchándose para reaccionar. Entonces te pusiste a deshacer los modelos de taladradora y los folletos de la maleta rota para ordenar el trabajo para mañana, recordabas los gritos del jefe y las patujadas de los compañeros, y entendiste que tenías que ir.

Esa llave magnética con un número y una nota era como una de esas profecías de los dioses, sentías que huir de tu destino sería como provocar tu propia muerte indigna y ser un Judas patético. Quisiste provocar ese error, ¿sería aquella mujer?, pero tenías que averiguarlo por ti mismo. Y después ponerte arrogante y echar cosas en cara o huir arrastrándote como con un motivo sensato.

No llevabas la ropa nueva de los grandes contratos, y se te había olvidado el champú, tras ducharte te tuviste que limpiar con las sábanas algo viejas de la cama y te peinaste con las manos.
Caminando por el pasillo quisiste ver la luna llena o la playa de noche cuya brisa del mar oías lejana, para engañarte conque aquello era una anécdota mediocre y que no tendría importancia aunque fuera de algún modo una cuenta pendiente que tenías desde hace muchos años atrás.

Llegué a tu puerta y respiré profundamente pensando que los recuerdos de nuestra juventud ay… Abrí rápido la puerta para no temblar, y al entrar vi la cama deshecha y sudada llena de arrugas, y un fular color carmesí con olor a rancio.
Al día siguiente otra vez la cafetería medio vacía del hotel, quisiste esperarla, y pedirle explicaciones, merecías una explicación. Otra vez soplar el café ardiendo y unas magdalenas rancias, joder. Un viejo te miraba asombrado hablar llevándote la contraria a gritos. De pronto, una anciana con modales remilgados se sentó en una mesa llevando su desayuno. Miró con odio al anciano y se fue sin llevarse sus platos.
Entonces de una forma confusa lo entendiste y quisiste devolverle su nota y su llave. La anciana salió orgullosa y elegante del Hotel con su maletín a la parada de taxis en una esquina y miró su reloj. Tú te acercaste a su espalda enfrente del contenedor. Sin saber por qué; la odiabas, quizá la noche anterior no habías ido a su habitación buscando sexo, o no solo sexo, sino una nueva vida, recuerdos con que anclar tu pasado.

La miraste fijamente odiando el hecho de no poder sentir nada. Su pelo, su suave vestido, su sudor que olía al bochorno te recordaba tu pasado sin historia y la decrepitud.



Versión 2: De pronto la empujaste, cayó en el resto de unos vidrios pegados al lado del contenedor de basura. Apenas gimió. Su cuerpo estaba rajándose en medio de los cristales rotos, se había quedado enmarañada en unos alambres.

Quisiste ayudarla pero no te atreviste. No sé, sentiste que por fin podías vengarte de alguien, de tu pasado, la agarraste por los brazos pero no para que se incorporara sino para poder sentir su secreto, su sufrimiento. Uno de los taxis que estaban parados empezó a pitarte. Tenía un taxista dentro. ¿Te habría visto? Se notaba que no entendía la situación.
La mujer te agarraba el rostro entre sus manos temblando como queriendo darte las gracias. ¿Podría ayudarme? Repetía. ¿Te cogerían?. No sabías qué hacer. El taxista con el gesto furioso gritaba, “¿qué está pasando?, acabo de llamar a la policía”. Te acercaste a él poco a poco con fuerza y con carácter sabiendo que mentía, sangrando con los restos de vidrio en tu carne.
No sabías cómo reaccionar. Por fin, te sentías libre…



Versión 1, en el fondo la misma que la 2ª: Llegó el taxi y ella se subió sin mirar atrás. No sabías cómo reaccionar.

lunes, 9 de julio de 2018

Cuántas campanadas de madrugada de Jinámar hemos vivido.

A Aimeé Dostoiewski.

Reto: Portarretrato, envidia, almendra, inspector.

Había dejado mi bicicleta atada con una cadena a una farola.Cuando quería huir del furor y el cansancio de los medicamentos de la esquizofrenia me fugaba a lugares populares,atestados y abigarrados,donde la gente hablara sin filtro,y las conversaciones triviales,los olores de las cocinas,de los cuerpos, o que las reacciones de quien me encontrara fueran intensos.

Caminaba desde los gritos de los asaderos colombianos y el reguetón del parque de Jinámar hasta el mercadillo con el portarretrato de mi mujer en la cartera de cuando fue hermosa(no tenía claro ya qué tipo de relación teníamos pero nos guardábamos fidelidad),y un paquete de almendras.

En la entrada de Jinámar hay un mural con una patrulla de policía,y un inspector deteniendo a una especie de héroe deforme,y un letrero retador lleno de orgullo y de una envidia masoquista: "no nos representan".

Iba con mi móvil para apuntar las anécdotas que oía en el mercadillo,para escribir algún microrrelato o inspirarme para un soneto, me gustaban las historias increíbles de cómo por ejemplo por un chivatazo habían detenido a un hijo de la señora de un puesto que vendía pan de puño.

Cansado de tanta marabunta me apoyé en un Opel Astra que había detrás de un puesto. Se me acercan dos hombres mientras escribía mi historia y me gritan: "oye,¿qué haces tú apuntando la matrícula de mi coche?,¿está mal aparcado o es que piensas robármelo?, oye ten cuidado o te parto la boca".

"Na,estaba mandando un whatsup". Y me marché antes de que la cosa fuera a más. Veía el mercadillo y de fondo el descampado. Veía las jovencitas tatuadas con cadaveras sórdidas y sus escotes,con piercings,el reguetón entusiasta y la música electrónica. La gente se inventa muchas leyendas sobre Jinámar: recordaba que el fin de semana pasado gritaba indignado un amigo mío con la voz ronca y al que ya le faltaban un par de dientes. Pero es mentira,rumiaba yo para mis adentros, Jinámar es homérica,imprevisible, auténtica.

Sé que el que quiere conocer la esencia de Canarias no tiene que agotarse estudiando las traiciones entre los conquistadores o los estudios de antropología de los aborígenes,sino perderse en los lugares más telúricos,entre los cuales esta Jinámar.

Cuando llegué a la farola con mi bicicleta me encontré a los dos hombretones renegridos,llenos de arrugas y manchas negras en la cara,con los que me había tropezado antes, fumándose unos porros. Tenían la mirada torcida,llena de odio y una extraña sonrisa como la de un tahúr.

"Amigo, yo tu bicicleta te la robo en cinco minutos. Tienes que comprarte una pitón,que la amarras por nada en el Carrefour, esa cadena no aguanta nada". Me sonreí, hay que irse inmediatamente,pero tampoco era "tan mala gente". "Oye, ya que te hemos cuidado la bicicleta podrías darnos lo que te sobre o un eurillo para un bocadillo".

No tenía fuerzas para vocalizar nada, dejé la cadena con un ramo de flores amarillas que había cogido por ahí sujeta a la farola y me fuí.

Mientras me deslomaba subiendo riéndome por Cuesta Ramón recordaba sus insultos desde lejos "payaso,payaso,payaso,hijo de puta payaso,payaso...".

"Soy un tahúr sin suerte y un medio profeta en tierra de salvajes", me decía pedaleando cada vez más lento con el sol ardiendo rebotándome en la cara pálida.










sábado, 7 de julio de 2018

FAUSTO y el QUIJOTE

Ambos llenos de una (supuesta) sabiduría teórica (la del mundo de las novelas de caballería otro la de la astrología,alquimia y las humanidades de su época) ambos querían salir al mundo uno para vivirlo y otro para resolver entuertos.

Ambos vivieron al máximo lo que se permitieron vivir,y cansados volvieron a su hogar cansados renegando de aquello que les motivó para salir a vivir. Pero no hay nada de lo que tuvieron que arrepentirse, nos acordamos de ellos sobre todo por cómo vivieron.

jueves, 5 de julio de 2018

¿Hoy Judas se arrepentiría de su traición?

Por supuesto que no,hubiese acusado a Cristo de déspota delator,de traidor,y de hereje embaucador. O sea,hubiese caído en la parodia del relativismo.Y hoy solo creeríamos al que hubiese quedado de pie.


La democracia social europea se hunde en el fango acuoso sin solidificar sus logros. Hace semanas discrepé pero quise rumiar un artículo del ensayista Rob Riemen cuando decía que los jóvenes hoy estaban peor formados que hace unas décadas.Al final la ética que obliga,uqe escayola esta enseñada por una religión, con el relativismo moral, con la autoayuda del new age, de la posmodernidad, con la eterna ambigüedad de la cultura de la imagen TODO VALE. Hoy no hay fervor por una cultura y una moral de la vida,sino con una eterna parodia de los que sí tuvieron una moral que pensaban que defendía la vida. Hoy tenemos el bienestar y la distracción a los que no hemos conseguido muchas veces que signifiquen nada.

La amiga se va...un cenicero lleno de colillas.

Frotar la hebilla al ego
ligar cuando vas a atacar,
y te pones a tartamudear
caucho no deshace al fuego.

Cuando una amiga se va
algo se ahueca en el alma,
los perros dejan de ladrar
y se pudren las campanas.

Los ceniceros se vacían
de jeringas y colillas,
y uno que no puede amar
ni el agua limpia.

Cuando una amiga se va
los pelotazos en la pared,
ya no rechinan a nada
y uno va sin saber que ve.

Cuando una amiga se va
uno sonríe la luz triste
que reflejan las paredes
de recuerdos que embisten.

Cuando una amiga se va
motor lejos que viviste,
sin saber si recuerdas bien
las espinas y los chistes.

La espuela en la boca
ya no ríe secas flores,
las alondras en verano
no calman sus calores.

Frotar la hebilla al ego
ligar cuando vas a atacar,
y te pones a tartamudear
con el caucho al fuego.

¿Por qué la música tiene...

¿Por qué la música tiene
más espasmos que la poesía?,
¿por qué su sangre seca
no alegra la cuchilla?.

A nadie le importa
sus berridos sin nota.

¿Por qué los gritos del gym
por qué el tablao en taconeo,
no entiende sus encantos
ni espasma sus deseos?.

¿Por qué no suda sexo
si se van las golondrinas
en la disco los escotes
ni angustia la profecía...


A nadie le importa
sus berridos sin nota.

¿ni angustia la poesía
como un beso ajeno en la boca,
ni amarra con cuerdas
el berrido de la loca?.


A nadie le importa
sus berridos sin nota.

¿A dónde huye
a qué menú de camioneros?
¿a qué puticlub sudado
de colchón a treinta euros?

¿A qué cueva infame y remota
huye si a nadie le importa?.

martes, 3 de julio de 2018

¿Otra vez ligar-rumiar acero candente de nada por Internet.?

¿Por qué encontrar lo obvio
parece tan imposible?...
si los arrebatos en la batalla sin fusibles
es solo correr y que te peguen un tiro.

Moler a hablar otra vez
sobre piedras sin ideales,
preguntar su vida
el machete en cañaverales,

qué te dije qué dijiste
¿me importa?, ¿maquillas tu vida?
¿de dónde eres? saliva
sin cáliz que sacrifique.

El mareo sin montañas rusas
¿trabajas?,¿tienes hijos?,¿novia?,
qué maravillosa es Colombia
¿qué pagué la ropa que usas?.

Es guapa no es guapa
es de mi edad o un poco más joven,
tiene hijos no tiene hijos
quiere tener hijos no quiere tener hijos
siempre el mismo fastidio
de sombras de coches en el techo
o de falsas estrellas.

Parece sensata no parece sensata
piernas metálicas forjadas de arena,
¿dónde estará el charco en el verano
para salvar a los corazones de paso?.