Lo importante de Shakespeare no es que sea sublime y lleno de verdad humana constantemente,eso es discutible aunque se reincida en un sacrilegio castrador y (cosa rara) poco atractivo, sino porque te obliga a estar en sintonía con lo sublime y a pensar desde la verdad humana incluso cuando llegue a ser una asepsia masoquista.
Uno lee el comienzo del Rey Lear cuando deshereda a su hija Cordelia y uno piensa que el tratamiento del tema lo pudo perpetrar mejor, decir frases más cortas,brutales,en fin acertadas y que llegaran antes al corazón,sin embargo el mérito es que aunque la situación nos chirríe pero la comprendamos dentro de la mentalidad dura del Rey Lear sabemos plantear esa personalidad brutal,inconsciente, excesiva desde lo sublime.
Replicamos en sintonía con la verdad humana y desde lo sublime. Igual que en el Quijote Cervantes nos mete en sintonía con su ironía y su pasión narrativa sin réplica.
Debería dar vergüenza ajena a los intelectuales y doctos debatientes de las sutilezas del pensamiento que un autor que nos obliga a pensar constantemente en lo sublime,como la emigración de los cisnes nos obliga a pensar en la mutabilidad de lo exquisito,no puede ser un tipo tan ambiguo como el Shakespeare prestamista,tosco y cicatero,siempre ávido de negocios turbios para conseguir una fruslería de dinero. ¿Pero hay pruebas contundentes salvo los análisis filológicos? no,que resulta lo único con lo que amasamos el oro molido. Pues buenas tardes.
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