Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 17 de enero de 2018

Condenado tras su Homenaje-funeral.

"¿Tú crees que el respeto teme hablar cuando el poder condena solo lo que no es lisonja?."


Todos los senadores quisieron sacar al Rey de la Tumba. Le pusieron sus vestidos de gala y su corona, le colocaron majestuoso sobre el llamado Trono del Mundo pero colocado en medio de la Catedral.
- ¿Tú crees que el respeto teme hablar cuando el poder condena solo lo que no es lisonja? Por supuesto que no. Hubo gente que por lo bajo replicó que las cosas no se hacían así.

La idea de realizar un Proceso Judicial nació de un Homenaje al dictador por televisión la audiencia no solo vio el apogeo económico bajo su gobierno sino cómo se pretendía justificar la desaparición de miles de rivales políticos explicando meticulosamente que era mentira y que la mayoría se había exiliado y otros eran terroristas autores de asesinos infames con niños.

Pusieron incluso a hombres fornidos y mujeres bellas con pequeñas cicatrices en un documental televisivo que habían pasado "por las manos de la policía política" y en las entrevistas decían que el comportamiento de la policía había sido correcto y dentro de la normalidad.

La reacción fueron manifestaciones coléricas de cientos de miles de personas rompiendo coches,escaparates y atacando a las comisarías a las que había que acallar. Aquel asunto olvidado hacia tanto tiempo volvía a cobrar vida y había que volver a anestesiarlo.

Repitieron las acusaciones con el eco de la Catedral lentamente una por una. Los antiguos defensores del déspota -habían pasado 20 años pero quedaban algunos- dijeron que las actuaciones habían prescrito. Nadie les hizo caso, y alguno mencionó que por la nueva Ley el desacato podía llevar a 30 años de cárcel.

El cadáver solemne seguía teniendo un aspecto terrible como si les retara con rabia. A ellos les gustaba eso. Le hacían preguntas a las que el acusado no respondía,su abogado solo pormenorizaba como había que seguir el procedimiento,o los hechos perfectamente encuadrables con las acusaciones.

Le condenaron lo sacaron en la Plaza donde lo decapitaron.

La ejecución en la guillotina anacrónica fue meticulosa como si pudiera escapar vivo,como antes había sido el proceso judicial penal. Le invitaron a vino,por supuesto que avinagrado. Y a cada impertinencia el auditorio se reía a carcajadas.

El verdugo se tomó aquello con sentido del humor,lo recostó y lo puso debajo de la guillotina ante el aplauso entusiasmado y constante del público que hacía chistes con las gafas de pasta del tirano que le habían puesto al sacarlo del recinto funerario como en vida.

El verdugo estaba en plenitud,nunca le habían aplaudido tanto,se sentía como un militar en un desfile triunfal. Y hasta fingió leer una especie de testamento en que el déspota se arrepentía de sus delitos pero el gentío lo abucheó porque el tono no era acorde. Entonces paró y fue al tajo. Consiguió su propósito al tercer intento.

La multitud viendo que el ceremonial ya se había cumplido, despedazó los restos. Incluso gente decente que en medio de la Crisis se había arruinado,luchaba con los artesanos para conseguir algo como un maleficio contra la maldad y la mala suerte.


Después las autoridades dieron órdenes a sus hombres e intentaron recomponer lo que quedaba. Lo reunieron en un ataud humilde e infamante con cruces al reyes y pollas en actitud retadora, y lo quemaron y las cenizas la echaron en un lugar del río. La mayoría estaba satisfecha por el desagravio.

Por la noche, algunos seguidores del déspota hicieron hogueras a lo largo de esa parte de la ribera del río: militares,burgueses venidos a menos y gentes de religión hicieron una misa y colocaron bellas fotos de militares uniformados que después habrían de ser condenados como torturadores,pero que jamás pagaron de ninguna forma.


Ahora los dos bandos reconciliados podían unirse para seguir la guerra contra los bárbaros tras la Tregua de Navidad,hacer búnqueres, empalizadas,y quemar las cosechas. Tenían pocas esperanzas en conseguir frenar aquella guerra agresiva,sin embargo necesitaban fiestas solemnes para creer en la victoria.

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