La Wikipedia pone "la declaración de Rulfo acerca de que, al escribir Pedro Páramo, pensaba frecuentemente en salir de la ansiedad, porque la escritura llevaba al sufrimiento". Me parece un tema borgiano maravilloso: el escritor que deja de escribir, porque su escritura solo produce dolor y solo le genera dolor. Un artista que ignora sus logros porque ¿quitan vitalidad?, porque ¿no pueden servir a nadie?. Hermoso como posibilidad de epistemología, como posibilidad, de que solo lo que nos vivifica es lo que tenemos que aprender del mundo.
La violencia que hay en México es literalmente cien veces peor a los de los Años del Plomo del País Vasco y escritores como Villoro están condenados a contarla. A falta de Villarriba de Baroja,o de Comala de Rulfo,esta la UNAM esa Jerusalén de Villoro.
Vi-llo-ro.En el cuento de Rulfo"Diles que no me maten" un condenado a muerte nos cuenta su vida lamentable llena de humillaciones sin sentido y nos compadecemos de él.Pero el que da la orden de fusilarle es el hijo del asesinado don Lupe,que antes de morir estuvo horas agonizando sin que nadie le ayudara.
Entonces sentimos como Juvencio hizo un asesinato animal,cuyas consecuencias no quiso ver,ni dar un aporte humano. Juvencio también morirá asesinado de forma animal,sin que quede un hueco en su casa sin un boquete de bala de tanto tiro de gracia.¿No es esto un retrato real,como hizo Buñuel en la trágica "Los Olvidados" sobre México D.F.?.
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Después de hablar con Luján tuve necesidad de salir de mi casa a pasear bajo el sol. Me sentía como si me hubieran raspado con una malla metálica por toda la cara y la tuviera sangrando. En realidad,su sufrimiento total e íntimo me daba igual,lo que era el alud de autodesprecio lo que me impactaba.
Desolación,tristeza, y creatividad. Quería amigos,quería una familia,abrazos fuertes y agradables e inteligentes conversaciones sin embargo todo aquello era imposible.Y ni siquiera estaba triste,pero me importaba.Estaba nublado por la avenida que estaba sucia pegajosa por el salitre y muchas baldosas rotas. Y estaba todo lleno de vida pero a mí que acababa de dar un discurso demasiado vehemente se me caía la cara de vergüenza.
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