Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

viernes, 5 de mayo de 2017

Poema que rumia los dientes

(Durante 28 años literalmente
conviví con mi madre esquizofrénica.
Día a día aguantando sus ataques,
sus manías, sus paranoias,su dolor,su odio,
la vergüenza de salir con ella a la calle,
sus salvajadas fuera de tono,
la miseria de que no pudiera encontrar trabajo.
Aguanté depresiones de semanas,
menosprecios de los demás de todo tipo,
abusos,persecuciones de mis compañeros,
desprecio,egoísmo,ruindad.
) Ave herida en el aire. Se esfuma el sol de un tiempo. Ridículo el grito del niño que lo entienda el silencio. La ciudad, que antes era un coro en el verano, se vuelve gris, deshecho, ceniza en la azotea. ¿Donde están mis hermanos? Un día más, pendiente. Una suerte que se ahoga. La plenitud se resuelve en un reposo inerte. El cuerpo que era lumbre, la rosa de su día, se transmuta en la forma, la sombra de un verano, en una casa quieta donde la luz se apaga. Recuerdo que se olvida, la malla de la historia que me cubre en su red. Ya no hay un yo para ti. La soledad me alcanza, no suena a maravilla. Tu voz, que era canción, se vuelve lejanía. ¿Qué fue el gran "tú" de antes? Ventana a lo diáfano, desenlace de aurora, mediodía en su rosa. Ahora es la penumbra, la sombra de un secreto que se pierde en la nada, en blancos y azules. El tiempo se ha quebrado. La fe que antes unía ahora no encuentra nada que alce su carrera. ¿Habrá un fin a mi amor, a mis afectos, a mi obra? El golpe decisivo trae el silencio helado. En mi interior me hundo. La memoria es el crimen, la ausencia, un atentado contra el cementerio. Huelga la vanidad, lo que fue ya no existe. El "No" se ha consolidado, la obra no perdura. Quizás mi luz futura, mi terco intento, sea solo la palabra, un eco en la distancia. Un conjuro, un recuerdo, una cadencia muerta. No morirá del todo esa otra persona. Perdure el haz de aquel verano en la memoria. Refulja aquel destello de la luz sin la mancha. Un testigo quebrado bajo el azul quebrado. Mi dicha está en el aire, un haz que ya no es luz. La ciudad en penumbra, la cal que ahora se ahoga. Las confusiones viles se resuelven en reposo. El color es infiel a la penumbra. Una forma se alumbra. El colmo de la ausencia, la plenitud sin ambiente. Nunca será el principio. Siempre será el final. Lo que no fue jamás, lo que no será nunca. El desamor es un mar, una canción, un labio. El desamor es un fin que me entreabre la muerte. El amor fue el verano, los verdes, los grises. Dije: ¡Todo, completo! Y el reloj dio la hora. Un álamo vibró, un eco en el pasado. Los tiempos se cayeron, el amor se hizo sol. El amor fue la vida más alta, y ahora es muerte. Un golpear de la ola sobre la arena fría. Un fin a mi existencia, un final a mi afecto. Un ángel que se ahoga en el grito que no emite. Durante 28 años literalmente
conviví con mi madre esquizofrénica.
Y el mala bestia de mi vecino
Juanito Ramírez
me llamaba "cabrón desagradecido"
siempre que pasaba a su lado
por el pasillo del edificio
con peleas enormes,
"por lo mucho que le debía",
porque una vez nos llamó a la ambulancia
porque no soportaba los gritos de mi madre,
y porque nos envió un pequeño ramo de flores
al funeral de mi madre.

De lejos sin que le hiciera caso
una histérica pidiendo ayuda gritaba.

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