La asesinada a la que el fiscal condena
frágil en su ojo de grava no eche culpas.
Cuando arranque la flor y no halle pulpas
no anhele la guirnalda aunque esté en la trena.
Cuando vea al rico gastar lujo sin pena
que engendró frente al que se muere de hambre,
corone al galgo tras cazar con alambre
como el que arroja una red en la arena.
Si siente la soga que muerde su boca
no pregunte a dónde cruel va la loca
ni si quemó el bosque en el desconcierto.
Cose que cose la flor al ruin muerto
haga un chiste y que feliz duerma en roca
al que ido no se orienta en el desierto.
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