Tus manos picoteaban en mis manos
como pájaros en racimos de uvas.
Quería ver tu sonrisa
para crear el mundo en la bajada de la marea.
Y quería sentir la fiebre benévola
del acero hirviendo.
La luz escondiéndose entre las altas ramas
sin conseguirlo.
El viento en el mar picado
tu caminar dando saltitos.
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