Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 9 de abril de 2014





George Orwell  y Aldous Huxley.

 Ignorados, escribiendo cosas brillantes en su máquina de escribir 10 horas al día en la mesa de la esquina.

           Mientras Ernest Hemigway hacía el payaso con sus bravuconadas en los portaaviones estadounidenses enseñando vello en el pecho, rodeado de decenas de admirados soldados yankees. O molestando con su jeep lleno de Whiski al general francés Lecrerc que hacía la Guerra de verdad desde la resistencia francesa o regalando una caja de granadas a Picasso o bebiendo champán en hoteles de lujo abandonados o matando adolescentes nazis, Aldous Huxley viaja aprovechando las precarias infraestructuras del Imperio Británico y un coche, para sublimar grumos de nata cada vez más sofisticados de cómo se han formado los prejuicios y relaciones de cada sociedad.

Es fácil verlo comparándolos con los novelistas  italianos que suelen escribir sobre el hombre y su entorno, sobre la carne. Puede ser algo grave pero siempre tiene algo melodramático, como llegan a ser los sentimientos que todos hemos sentido de una forma aunque sea rudimentaria.


 Los novelistas británicos saben escribir sobre el sistema. Sus planteamientos son cosmovisiones. Hay algo de sofisticado en planteamientos manufacturados que pocos sienten de forma abstracta. El poder uno lo siente a través de la policía o el Ayuntamiento no como una burocracia omnímoda o una televisión mecánica movida por intereses de una minoría.

        Aldous Huxley (1894-1963) adivinó con minuciosidad como sería la sociedad del Bienestar permanente que empezaba a tantearse.
       George Orwell  (1903-1950) representa a ese transcriptor que coge hechos para elevarlos a la máxima potencia.La inmensa mayoría de los países en desarrollo, cuatro séptimas partes de la población mundial viven en su cosmos mental.

 Una de las cosas brillantes de la Segunda Guerra Mundial fué que fantasmas jovencitos como Orwell,Aldous Huxley, o Dylan Thomas pasearon por los pasillos de la BBC  y obligaban a millones de personas anónimas a plantear sus problemas con profundidad y a tomar conciencia de las viviendas estrechas de vidas desagradables.
       Intelectuales delgados obligados a entenderse con las personas.
 
     Aldous Huxley tenía el sagrado deber de dar a su pueblo algo que no quería pero que a la larga necesitaba. Un futuro de establecer un Estado Social que parecía un accidente tras el Desastre de la Guerra pero que ya la década antes se vislumbraba. Y que era un orgullo para el Mundo Libre.


       George Orwell era ese ectoplasma, ése  que se pasa tecleando 10 horas al día  en su máquina de escribir en una mesa de madera agrietada de la esquina, con ventana al cielo negro.  Escribiendo quien sabe qué, que casi nadie leerá.

     Orwell volvió a recordar el deber del periodista de plantear con dignidad su realidad.Sería escandaloso que un periodista o un novelista se desentendiera del sufrimiento de su sociedad. Aunque hoy se considera de mal gusto por parte de muchos.
        Son dos visiones necesarias: un compromiso con el sufrimiento ( casi en exclusiva con el político-social)  o una visión épica del hombre dentro del trasiego de la Historia, de Hemingway.
         La clase media,media -alta cualificada no necesita tener conciencia de algo que vive en su trabajo.En su despacho, en su comercio, cuando recibe clientes o pacientes.

         El Imperio Soviético que él criticó fué más duro y omniabarcante en los aspectos sociales pero fué más sacrificado humana y politicamente que el Imperio Británico. ¿ Qué es un Imperio cuando la metrópoli no puede imponer muchas de sus decisiones? Algo más que una Multinacional que impone su legislación. Que usa el esoterismo de la jerga técnica como mitología moderna: vigías y espías de las naciones desarrolladas.
Así se entiende mejor lo que Orwell no se afanó por criticar y por lo que se disolvióen en el éxito. En cuánto los británicos empezaron a desmontar su Imperio para mantener sus redes empresariales en el comercio mundial empezaron a criticar con dureza el Autoritarismo.
Los británicos han sido los que mejor han explotado dar la independencia a sus excolonias.  Han evitado ser verdugos directos por acreedores eternos, la administración de los nuevos países y tener que desperdiciar sus excesos de población hacia estos países.

        Cuando alguien yendo en su coche en la Autopista  rodeado de tierra árida ve a lo lejos los bloques marroncíneos con ropa tendida se imagina las personas que viven allí.Tiradas. Paseando por los parques. Charlando por los bares desde las 8 de la mañana. Charlando en los coches mientras escuchan música de DJ,S y se desmenuzan el haschish para buscar formas de ganarse la vida con su escasa formación.
       Y de pronto vuelven su vista conduciendo su coche hacia la Autopista pensando en los hoteles de medio lujo rodeados de playas soleadas del SUR. Eso ya no es un momento Orwell
       El Poder sea de la opresión o control directo o sea en la Organización de la sociedad es opresivo. Siempre. Pero cada vez es algo más disperso. Más abstracto. Más sutil.
     Por Dios dennos pisos en bloques con solanas para no tender la ropa en los balcones a la calle como chusma de extrarradio. Eso dirían los anarquistas de Barcelona si vivieran hoy. Y eso ya es un momento Orwell.
 Ay Barcelona los sentimientos de un hombre ni aún en Barcelona son insignificantes.

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