Lo hicimos por egoísmo.Por esa mentalidad inoculada del egoísmo.Era increíble cómo éramos capaces de perder "la vida" por una excusa barata o por una cantidad ínfima de dinero.Llegamos al albergue del Camino de Santiago de aquel villorrio a las seis de la tarde y no quisimos caminar más.
El dueño nos lo dijo: aquí no quedan plazas, el próximo pueblo está a 10 kilómetros. Si quieren les dejó dormir en el establo vacío. Gratis. Era la palabra mágica.
Cuando nos aposentamos no nos creíamos nuestra suerte. Mientras seguían pasando peregrinos,estábamos en un cómodo y mediano establo con paja mullida. Entonces mi amigo se preocupó de que el dueño dejara su establo a más peregrinos.
"Hay que hacer algo". Se puso detrás del portón a mugir como una vaca desmayada. De pronto, se sentaron en el poyo de la Iglesia de enfrente un grupo de chicas que parecían hablar francés.
"Sanyanarc, Sanyanarc",gritaba una chica guapa y el resto del grupo se reía y se miraba preocupado, pero no entendíamos y al rato se fueron. Después mi amigo me preguntó ¿qué había pasado?.
Entonces se lo expliqué. La francesita al oír su imitación pensó que tenía alucinaciones de una vaca lejana como Sanyanarc o sea Santa Juana de Arco,y cuando las amigas le dijeron que sería una vaca que tendrían dentro del establo,decidieron no meterse y caminar hasta el siguiente pueblo.
"Cabrón,las hubiese invitado aquí,juntos,con el permiso del dueño".Mi amigo se puso a patalear lleno de furia y a gritar.
Y le respondí con un tono del Lejano Oeste: "míster Bean don Juan, este establo vale demasiado".
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