D.E.P. Un drama histórico shakespiriano triste pero un gran hombre. Uno tiene que tener cuidado con el SIDA de los privilegios que acepta y si valen la pena vivir así día a día.
Es una cuestión jurídico real y psicológica interesante.¿Por qué un aristócrata francés que se licenció en Derecho y en Políticas por la Sorbona, con un espléndido espíritu aventurero que lo llevó a vivir largas temporadas en China y Vietnam, donde estudió lenguas orientales y que ejerció la carrera diplomática aceptó casarse con la Princesa de Dinamarca para vivir ninguneado y enfadado el resto de su vida?.
Al casarse con la reina de Dinamarca pero sin recibir el título de rey consorte sino simplemente el de Príncipe se sintió un inútil y un florero.Por tanto, evitó los encuentros con otras familias reales o gente de importancia para evitar desconsideraciones, pero ¿hay alguien más inútil que un miembro de una Familia Real para despreciar a otro que aunque se llame Príncipe esta casado y actúa junto a la Reina?.
Él ya sabía desde el principio a lo que se exponía,y pasó su vida amargado por esto, sin reaccionar de forma adulta y dedicarse a otra cosa productiva. Las humillaciones debieron ser muchas sin embargo solo una psicología peculiar las aceptaría durante décadas como forma de vida.
Ahora le acusan que los desplantes que dio a su mujer en los actos públicos donde se le ninguneaba dejaban en ridículo a su mujer la Reina. E incluso se recuerda que a sus espaldas la ridiculizaba o que había dicho
innumerables salidas de tono infantiles: como la bravuconada de haber comido pienso canino, sacar la lengua a un periodista, o llegar disfrazado de oso panda a una gala.
Su mujer aunque también conocía esta amargura tampoco hizo ningún gesto para animarlo. Lo curioso es que esto de incinerarse y no ser enterrado en un lugar de honor aunque lo entendiera como un gesto de dignidad también lo es de admitir un fracaso vital y de algo de autonegación, incluso de autodesprecio por negarse en una tumba en un sitio privilegiado.
Eso esconde la impotencia de un hombre que no supo reaccionar,romper con todo a tiempo y que fue alimentando un fuerte complejo de inferioridad. Ahora los daneses en Facebook le presentan sus condolencias, alaban al príncipe de alguna u otra forma,y olvidan las quejas por su "forma de ser engreída" y por vivir a cuerpo de rey a costa del erario público.
¿Mucha paradoja shakespiriana?. Después de rumiar esta historia,surge el inevitable cuchicheo,¿le valió la pena esta vida?.
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