Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

miércoles, 7 de febrero de 2018

¿Por qué fracasan los talleres literarios?

Quizá uno de los principales obstáculos sea la falta de incentivos y recompensas para distinguir bien el oro entre la herrumbre,sin embargo eso es ser un escritor: aquel que escribe historias que producen sentimientos sin tener estimulantes y sin recibir ninguna recompensa.El escritores el que sabe reescribir a cualquier hambrienta que le llega.

Una vez en el gimnasio en una clase de preparación física,en el que la monitora nos vio perpretrando los estiramientos nos preguntó:

¿pero ustedes que están estirando,ustedes sienten los estiramientos? Entonces tuvimos que admitir la amarga verdad, no,no siento nada, claro,no estamos estirando. Llevamos 3 meses haciéndolo así y nadie nos ha dicho que no,que no estamos estirando.
En realidad,estábamos haciendo ballet moderno y del malo.

En realidad,un escritor no debería tener incentivos al principio,debería demostrar que tiene voluntad y veneno de ser escritor,sin embargo después uno necesita un grupo intelectual donde la vida se CRIBE en literatura.Es inevitable.

En los talleres muchos textos acaban siendo textos mediocres con una tendencia hacia la autoayuda y el ñoñismo que refleja la tendencia psicoanalítica de desahogo.

¿Uno se imagina una Conferencia de Medicina donde no se hable de medicina sino donde se citen grandes nombres cuyas referencias nadie conoce para darle crédito académico, o se dediquen a contar fruslerías anecdóticas?.

Pues eso pasa constantemente en este mundo: la increíble miseria de cómo regalan premios por escupitajos comerciales,problemas con los trabajos relacionados con la crónica escrita o lo más encantador los trabes psicológicos y peleas entre los literati para organizar los encuentros, a los que uno tiene que ir «para no aislarse del todo de la realidad de la vida y los amantes de Shakespeare,
Cervantes,Galdós».

Increíblemente Godard lo replicaba, y Woody Allen lo rumiaba como una maldición sin Biblia,al final un escritor se hace escribiendo y mientras te corrijan. Y mientras tus correcciones no se expongan demasiado hacia el paternalismo de tus compañeros con la natural rabia de tocar los cojones llamada ironía.

El escritor se hace reescribiendo,el director filmando. No hay más,el resto es ganas de engañarse,de defraudarse y de extender la mediocridad.

En realidad,el que puede ver las verdades humanas del mundo y sabe expresarlas con un tono coherente tiene ya mucho de creador.

Están poniendo un ciclo africano de cine Africanon,y como dijo la catedrática «ni yo les voy a seducir para recomendarles que vayan,ni les voy a dar créditos para chantajearlos para que vayan, ni lo voy a poner horario lectivo».

Uno tiene que tener la necesidad íntima de ver cine,de hacer cine, y de criticar activamente el cine viendo porqué se filmó así y porqué funcionó o no y cómo lo habría imbricado uno mismo.

Estas películas lo único que tienen es verdad humana, no son documentales ni a veces uno lo considera cine de verdad, aunque esta llena de chispazos de auténtico arte.

Escenas que duelen y ante las que uno reclama «sí eso,sí,eso es una grandeza posible porque eso lo he vivido yo. Y lo siento como arte porque me ha llegado».

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