Hoy se acabó la Crisis en Canarias

Dentro de poco volverán los carteles publicitarios de los Ferraris.

Hoy a las 6.45 entre la Calle Luis Doreste Silva y Carvajal había dos ferraris rojos aparcados en segunda fila transversalmente con tres tiburones peleándose, quién sabe por qué en una lengua que parecía ruso o alguna lengua eslava,aunque podría ser incluso alemán. Incluso parecía que los coches que tenían la puerta abierta tuviesen el motor en marcha.

Se gritaban cara a cara y solo tenían un palmo de separación. Uno no sabe si se estaban peleando a muerte o era una peleílla brutal entre amigos. Se miraban de soslayo para resultan más amenazantes,pero el que más callaba,insólitamente rígido y sin reaccionar tenía el auténtico rictus de un sicario con su tortura previa y su remate posterior para divertirse y echárselas de buen profesional.

Iba a cruzar en rojo porque no venía nadie pero no me atreví,por si por la broma me decían algo. Ya había tenido un problema porque un coche aparcado al lado del semáforo arrancó de pronto y me dio una sonora pitada. Le grité a la señora con una sonrisa cínica e hipócrita. Después me tuve que pelear con el marido que estaba en la acera y que me acompañó por toda la manzana.Pero reglamentariamente tenía razón.

Se notaba de lejos que eran rubios teñidos,muy pálidos,gruesos y musculados del gimnasio y debían rondar los 45 años. Era el prototipo de la Mafia Rusa del Sur que parecían que ya no existían. Nos rodeaban la enorme avenida de 4 carriles y los edificios nuevos de 7 plantas. ¿Me pregunté qué harían por aquí? estando en dirección hacia el Puerto y no viniendo del Puerto. Incluso el Casino estaba chapado indefinidamente.

Me hizo gracia. Se insultaban pero no hacían ningún ademán con las manos,ni apenas gestos con la cara. Sin duda eran tres tiburones del Báltico que acababan de aterrizar en aguas calientes caribeñas.


Creí que habrían ido al Dragón Azul la humilde calle de prostitutas para unos nuevos ricos con ganas de desfasar. Mi perrita estaba histérica con el frío que nos pelaba las mejillas. Me pareció bastante digna y graciosa porque no paró sus patitas de reumatismo ni un momento. Parecía un perro de un escudo heráldico de pié.

Antes de la Crisis a un compañero en una Academia en unas Oposiciones le regalaron un Opel Astra un coche apenas usado. "Seguro que es para blanquear dinero pensamos, la Mafia Rusa promoviendo la Justicia Social en Canarias".

Cuando volví pase al lado del Bar Rialto, se oía la cafetera y la televisión a todo trapo. Una funcionaria vestida formalmente,con la piel acartonada, que parecía que había consumido algo discutía con una prostituta degradada que le respondió "cállate zorra", y ella cursi pero también con carácter le respondió "no responde así la gente educada.Aprende".

A lo que la mujer degradada con una maleta con ruedecillas de las que suelen llevar los pilotos, puso cara de bulldog arrepentido y se calló. Hasta en las amenazas tabernarias se necesita glamour.