¡No!, sabes que como al chulo te desprecian
en tu burladero de usura nadie fía,
galgo en la Meseta crees en la mentira
como el hijo en la madre que despellejan.
Aunque odias la mentira que te evidencia
niegas a quien te amó extraño conjuro,
solo tú te anestesias con tu bromuro*
y guardas tu tesoro en quien te desprecia.
No grite en falsas victorias a destiempo
ni en temas absurdos lleve la contraria
para engañar con otro falso consuelo.
El oro que no buscaste esta en el mapa
no importa la excusa si lo robó el cuervo,
pues cansado en mentiras no queda nada.
* bromuro: Se usaba también en enfermedades neurológicas. La toxicidad crónica de los bromuros puede desencadenar el bromismo, un síndrome con múltiples síntomas neurológicos en que él paciente pensaba erróneamente con ataques de euforia que estaba curado, pero más bien servía como sedante.
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