Lo conocí obviamente en el bar The Champions. Me cayó bien porque en cuanto dije que era mi cumpleaños, enseñándoles el DNI, empezó a cantar el Cumpleaños Feliz doblando las rodillas y haciendo el histrión como si tuviera una batuta en las manos como un director de orquesta desquiciado, y los otros dos le siguieron.
En cuanto finiquitaron,dijo que tenía que volver a su casa haciendo una broma que no entendí.La fila de loos vasos de cubatas se quedaron huérfanos en la barra. Después aclaró entre bromas que iba a pedirle que le devolviera un poco de dinero de un préstamo a su madre .
Cuando nos quedamos a solas la camarera aclaró aunque solo habíamos hablado una vez antes: -no va a pedirle el dinero,sino a cogérselo.Y si hay algo en el caldero y la madre esta durmiendo en la cama,que ya no deja nada "olvidado" en el caldero, a cenar porque no ha comido. Aquel Hércules debía rondar los 40 años y me dio una profunda pena.
Hice una panorámica del bar con ruleta,tragaperras y dardos aparte de dos televisores con la MTV a toda pastilla y no había nada que reclamar.
Y solo después al recapacitarlo en frío, un profundo asco.
El encanto sobrehumano de aquel Hércules histriónico y calvo no había sabido mantenerlo ni quince minutos. La degradación era un juego y no sabía ni cómo replicar.
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