Una vez estando en una terraza vimos una pelea entre lo que supusimos era un proxeneta y su chica entre gritos broncos." ¡Cierra la boca!:¡Cierra tu puta boca!"gritaba entre berridos la mujer.
Tras la pelea se puso a pedir en la terraza porque necesita dinero. Cuando llegó a nosotros bajamos la cabeza y después se la viramos, ya cansados de la indignación anterior. Y con su voz ronca llena de flema dijo: señores, sobran las palabras.Mi amigo espetó como si me lo echara en cara: "se puede tener delicadeza hasta en la marginación".
Yo le respondí: es una anécdota Ravelo.
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