Protocolo de dinastías
de tronos sin dorados
qué majestad me tocará
en la panda de subempleados.
Por los gritos de cerveza
se ve la firma del tratado,
al detall de sus firmas
concubinas de lacayos.
Con la brisa en la arena
destaca el aroma de nada
pero el sapo en celo
no se ríe de nada.
El poeta al rincón que le den
las sobras de los perros
que es el mundo nipón
bienvenido al desuello.
Trabajo en BTK spaniard
que le den a los gringos,
llega a fin de mes
como lo hace el mirlo.
Una empresa de mil personas
el orgullo de los chips,
la procesión de esclavos
aún me consigue gemir.
Braguetazos enchufados
del berrido de mis ciervas
¿dónde esta el mérito
si no te quemas las venas?
No quiero bandear mi jarra
en la cena del vikingo,
sino escrutar poemas
como factura en sigilo.
Ay qué triste es todo
ay qué desierto vacío
si tiene escorpiones y mar
y el silbo de golondrinos.
La algazara de las dunas
que se mueven en las gibas
azules flores mustias
que recuerdan aguavivas.
Amo mi cama rica
amo mis paseos infinitos
amo mi soledad sin timos
y sobre todo amo la simpatía.
Denme a unos proxenetas
a un expreso degradado
que lo sentaré a mi lado
le secretearé los planetas.
Déjenme solo en la playa,
corriendo en el barranco
buscando a otro marciano,
regateando una palangana.
Quiero el murmullo del bosque
donde no me desprecien
ni un gran plato en aceite
del que no sepa mi nombre.
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