Cuando Las Palmas hacía un partido vergonzoso,la chusmilla en las afueras del Estadio decía esa gran frase íntima que nos enorgullecía a todos,que era ecuménica y guardaba un secreto espasmódico.
"Bah le quitan las ganas de vivir a uno. Es para estar todo el día botao en la playa"
Y cuando le iba bien en el trabajo.Habías cumplido con tu deber.Uno soñaba con pasarse todo el día botao en la playa. Siempre el relajo,de descansar de tus sufrimientos,de tus humillaciones y del trabajo duro.
Para el canario la disolución en el anonimato y la gloria de ver los fragmentos de tu obra,de tu trabajo bien hecho, por aquí y por allí, son lo mismo.Uno asocia el lujo y cierta felicidad del nirvana a la playa,y quizá una playa con turistas donde nadie le conoce. Es curiosamente un escapar a la playa.
Si alguien había hecho un trabajo duro prolongadamente espetaba sin aceptar réplica: después de esto me voy a la playa,y el que quiera seguirme que me siga. Era un alivio saber que el esfuerzo tenía una recompensa gratuita,pacífica y que daba ganas de vivir.El sol vivifica.
Uno no se imagina aunque los ha visto los pescadores con las manos rajadas y supurentas de sal,ni las casas de pescadores en la entrada de las casetas de la playa para dar apestando a pescado.Uno solo imagina restaurantes en la orilla,un paseo y detrás los coches aparcados o buscando aparcamiento.
El epicureísmo italiano tiene un carácter más activo y más elegante.El canario critica la hipocresía social británica de alguna manera te impulsa a crear, a integrarte,a hacer negocios con la sociedad.Buscamos prematuramente la paz.
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