Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

jueves, 24 de agosto de 2017

Si iba a romper conmigo ¿por qué dijo que me quería?



La Marquesa de Jinámar me lo decía sin entenderlo, como si fuera algo completamente miserable, haciendo pucheros:si iba a romper conmigo ¿por qué me dijo que me quería? como si fuéramos a solucionarlo, ¿por qué?.

Yo entendía al hombre pero no me atreví a llevar la contraria en una confesión tan íntima a mi amiga cuya amistad además me interesaba. Aquella historia me parecía todo sensata, lógica y hasta inevitable, seguro que lo quiso hacer todo de forma lo menos hiriente posible, y no romper con ella hasta que la otra mujer estuviera atada definitivamente.

De fondo el lavaplatos de la cocina a toda máquina hacía un ruido muy fuerte,casi demoníaco.

Aunque era tacaño fardaba de ganar mucho dinero y así lo hizo laprimera vez que lo conocí, no era mal hombre y ni siquiera me sorprendió que tuviera por costumbre no aclarar las cosas incluso cuando te repetía una y otra vez las grandes victorias de su vida y que durante un par de meses jugara entre dos corrientes.

Ambos vivían en sus respectivas casas y tenían exclusividad y libertad y una situación confusa. Y por la noche cuando mi reciente amiga me invitaba a cenar me encontraba a "su novio" llegado del trabajo viendo las noticias del televisor y llevándole la contraria indignado.

Estábamos en una cafetería de cierto nivel y cuando de reojo miré a la calle, vi a los jóvenes mal vestidos que estaban menudeando en la esquina porque tampoco había mucho más que hacer. A uno lo conocía del barrio.

YO solo debía apoyar a mi amiga pero no lo hice. Ella me interrumpió para que no le diera ninguna lógica a lo que le causaba dolor. Le mire porque lloraba demasiado. Era normal después de una ruptura de más de 5 años, pero todos sabíamos que aquello no iba a durar. Todos éramos buenas personas y queríamos ser educados y que aquello acabara pronto, porque era una situación incómoda.

Eran una pareja en una postura infantil de ni contigo ni sin ti, de salir a pasear sin hacer nada. Aunque antes en la última época cuando la relación se la tomaban en serio, tampoco "pasaba nada" y aunque tenía poco más de 50 años la Marquesa se veía muy activa y no entendía ni qué pasaba ni cómo actuar. Ella misma deseaba la ruptura pero como inundación inmediata, algo tajante, rápido y si podía ser de un golpe y después un vacío que fuera hasta tranquilo.

Pero los hombres no actuaban así, y aunque Padrón quería una especie de período de reflexión lo único que quería era empezar a salir por la Avenida Marítima con la mujer rubia para asegurarse que no se cerraba las dos puertas, aunque en realidad vivía solo como un animal cuando volvía del trabajo calentando cocina precocinada y viendo la televisión.

Pero hasta el día anterior a la llamada de ruptura, cuando la llamaba le decía que le quería: para engañarse los dos, para no hacerla mucho daño ni sentirla triste cuando hablaba con él aunque era lánguido y ella no le creía. Cuando rompió temiendo un drama entonces sí que no quiso saber nada de ella. Punto final. Se acabó. Acabó con todos los amigos comunes que eran los de ella claro.

Con sus tres hijos, e incluso daba rodeos increíbles para no encontrársela ni de lejos a la salida del trabajo. Pensé sí que hay suavidad de costumbres, cortó por lo sano sin dar explicaciones. Antes me había parecido que ella abusaba de sus regalos, pero después me pareció al revés: ella le había dado una vida, amigos, una familia, un hogar, y una alegría de vivir y él siempre había sido tacaño. Al final, tenía bellos detalles de cortesía como cuando fue al funeral de su madre y estuvo dos días con ella pero era lo mínimo que podía hacer.

No sé. La Marquesa no vivió tras seis años de relación muchas experiencias con ese hombre y al final le quedaba un regusto amargo de haber perdido un poco el tiempo. Ni los viajes,ni los senderismos, ni las charlas de sobremesa, ni las fiestas de sobremesa en común le dieron la sensación de ahber vivido mucho con aquel hombre al que aún sentía como íntimo.

Y aunque ella era de las mujeres que grita las cosas por su nombre hasta impactar, no quiso replicar nada, ni quitó sus fotos, ni criticó aunque podía a su nueva mujer la típica mujer de barrio, ostentosa, voluptuosa y mal hablada.

Llamó al camarero a gritos casi con rencor, para que le diera la vuelta de tres céntimos. Al camarero que le debió parecer miserable,repitió en voz alta para que todo el mundo le oyera en la cafetería "dame tres céntimos,sí tres céntimos que los ha calculado la Marquesa".

Y obviamente, la mujer abochornada a partir de entonces solo fue a la Cafetería de enfrente.

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