En un mundo de constante mentira la realidad sería imposible,cualquier hecho contrastable cambiaría constantemente y las consecuencias constatables de los hechos desaparecería. Si bien cuando se hace daño,el que lo hace no quiere saber las consecuencias de sus actos,ni disculparse por orgullo porque es admitir la maldad de su acto,no su nobleza de decir la verdad o de hacer justicia,sino su ruindad,su no poder mirar a la cara de la víctima en nombre de la Ley o de la Verdad, también es cierto que en un mundo donde reine la verdad de rapiña sería constantemente hiriente,innecesariamente cruel, masoquista y casi antieconómico.
Un mundo donde domine una dosis abundante de verdad teñida de un color agradable, casi crema es soportable para las florecillas que guardan los aromas más fuertes.
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