Guanhaben y yo teníamos 12 años y nos habíamos dicho que éramos los mejores amigos y nos habíamos hecho un juramento de lealtad de que siempre lo seríamos.(Todo este ceremonial militar tan impropio de Canarias estaba claro que venía porque yo veía películas militares y de Sherlock Holmes en blanco y negro).
Al cabo de dos semanas me llama por teléfono Johnatan el tercero en discordia de cualquier amistad, diciendo que se siente excluido y que él me ha hecho más favores que el otro y que él merece ese juramento que por lo menos le asegure que él es el mejor amigo.
Minutos y minutos de alguna súplica patética, de amenazas. Hasta que estando hasta los cojones le digo para que me deje en paz que sí que él es mi mejor amigo, que es un plasta.
De pronto se transmuta la voz y es la de Guanhaben que se quita el pañuelo del auricular y empieza a gritar, amenazarme y a decirme que soy un muy mal amigo, y esta varios minutos echándome cosas ridículas en cara. Dice que tiene que vengarse y que le he traicionado.
Palabras que seguro habré metido yo en nuestra amistad para mi desgracia, hasta que corta el teléfono. Yo me quedó paralizado, asqueado de lo absurdo de todo y esperando que consecuencias va a pasar con sus "amenazas".
Uno crece y pocos cambian pero lo asombroso es que solo unos pocos seguimos sabiendo lo que somos,pero los que sabemos lo que somos pensamos que nos valorarán tanto como personas a nivel humano e intelectual que nos tratarán extraordinariamente bien. Y eso es bastante ingenuo, y puede destrozar bastantes vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario