Travestir
sabe el vino los recuerdos
Con mantos de reyes
A los profanadores de tumbas
Y al oro ajado sin leyes.
Cuando te recuerda de la mujer que huiste
Como si arrastraras cansado la turba
del cadáver de un amigo
Al que dejaste sin sepultura.
“Que si era inmadura, que si tenías miedo,
Que si era una harpía”, ¿acabarás pisando
Con fuerza la nieve para hundirte
en la escarcha sin asco?.
¿Pero de qué huías mintiendo
Al buscar el uniforme?,
¿al ir detrás del ejército perdedor
Que se escondía en el monte?.
Hormigueantes coches de la ciudad
Alimañas de la selva,
De quienes veo sombras y rugidos
¿qué recuerdos os condenan?.
Humo al manjar que pasó
Que pudo ser y miró con rencor
Como una promesa de alivio
Y a destiempo a un niño llorón.
Mórbida y arrogante
Toda roncha en ti da placer,
Deseo rústico que defraudas
De tan imposible saber.
¡No huyas más!¡ya basta!¡basta!
Las hierbas y tus piernas
Cínica flor nacida de pus
Enraícen ya en la tierra.
Que los cuerpos templos en ruinas
No nieguen más el misterio,
De la noche que rumia réplicas
Del ancla sin fondo del cuerpo.
Del exiliado que inventa
Limosna para sus réditos.
Del hielo en los vasos
Que rumian malos recuerdos.
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