Con las manos rotas de no sé
al bajar el vértigo del Nublo
al ponernos los calcetines
juzgaba a los moribundos.
Ya no sabrás cómo despreciarme,
no sabrás como negarte a darme la mano
sin despreciarme ni decir nada.
Hay gente que no tiene suerte,
y cuando tiene suerte merecida
tiene que estar unida a la estafa.
Defendiéndose contra la vida.
Y no pude admirar tanta belleza.
Ni las sonrisas,ni las escalas,
ni el vértigo de la muerte
ni el acertijo sin deseo de nada.
¿Esperas que el miedo imponga
silencio a la lealtad cobarde?,
¿tan torpe es para ti el amor
que vuela a trancas sin viraje?.
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