"ámame y llena de palabras mi locura
o déjame en la terrible orilla
de la noche para siempre oscura". Lorca.
El pobre chaval mintiendo a su madre
para no quedar
como un rematado subnormal
hundido en las arcadas de su silencio
me ha conmovido.
Ay electrodos para un inútil infierno.
Allí donde haya a alguien que salvar
necesitamos estúpidamente
que haya peligro.
Tendrá unos cinco años
¿y me ha conmovido?,sí yo que quiero ser,
y que he fracasado por todos los motivos inventados,
rodeados,mentidos,asqueados,
pero jamás por no haberlo intentado,
ni por tirar la toalla desde el principio
me he conmovido a pesar de mi mismo.
La mentira debía ser complicada
y la madre le replicó que abriría
el sobre donde estaba la verdad
delante de todos.
No le felicitó la imaginación
ni la inteligencia,sino que le amargó
y le retó para que la catástrofe
fuera pública y sin paliativos.
Aviones que siguen tirando bombas
entre las ruinas para conseguir
rematar a algún hijo moribundo
que escapó entre los amasijos.
Además no dudo que la mentira
habrá sido atrabiliaria,
espigón de un barco fantasma
cuyo delito es gritar
para no llegar al puerto.
Si le hubiese explicado
que era mejor recular
cuando uno esta rodeado
el niño hubiese bajado la cabeza
¡seguro,Dios,seguro!.
Pero había que obligarle
a que el niño por dignidad
siguiera con su estúpida mentira.
¡Pero su propia madre
la que le tuvo 9 meses en su seno
quiso humillarle,sí humillarle
para que no aprendiera la lección!
sino para que su orgullo
tras años de recuerdo
quisiera defender algo imposible
la belleza de una mente sucia,
asquerosa sucia
de una inteligencia fútil,
de un lamento irrisoriamente inútil
que dice mentiras
para hacer de la vida
un lugar hermoso,significativo.
El niño que no es muy astuto
retó a su madre estando rodeado
de enemigos de Pantocrátors adultos.
Sin alegaciones- replicó el miles gloriosus
mientras las sonrisas de los carniceros
brillaban como colillas usadas
entre las gaviotas.
El niño se enfrentó solo
y ya dentro del infierno
solo podía huir
o enfrentarse al enemigo y dejarse morir.
Al final el niño aceptó las reglas absurdas
de que en ese sobre estaba su destino,
en que decidir si era un mentiroso de mierda
con un sentido confuso de su honor,
o un estúpido de mierda.
Acepto las reglas porque no pensó
que pudiera haber otras,
porque no encontró réplica
porque no encontró solución
y decidió el suicidio como algo heroico,
glorioso como si fuera el único sentido.
¿Qué esperar si la madre
no tiene piedad de un hijo
que ha tenido 9 meses en su seno?.
Abierto el sobre el niño
que apenas sabrá leer,
escuchó su sentencia de muerte,
A-E-I-ÉÉÉÉÉÉ
los cinco padres Pantocrátor se rieron en su casa
como se reían las viejas de pueblo
pelando pollos cuando ahorcaban
a un ladrón de gallinas.
El niño bajo la cabeza,
mártir en la hoguera blanco,
y se quedó sin fuerzas
para defenderse con algo.
El niño no aprenderá
fundir en secreto el acero,
ni como queman las chinas
ni las descargas eléctricas
sino que por dentro
justificará su mentiras como un traidor,
como un Judas que jamás tendrá consuelo
¡y por eso lo quiero!.
No recibió un abrazo,
no le limitaron el horizonte
y se quedó solo con la hiena
con el hocico sangrado
que intenta patalear la ahulaga.
A veces cargando con mi madre esquizofrénica
cargaba con las ruinas y los amasijos.
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