Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

jueves, 26 de abril de 2018

Mi reencuentro con la profesora de Literatura.

Año 1998. Mi profesora de Literatura de COU Carmen,llamada Mensa,profesora catedrática de Literatura.

HACE bastantes días me encontré en la guagua a mi antigua profesora de Literatura en una guagua. Estaba muy mayor, en una esquina junto a la ventana pero aún conservaba chispas en la arena de su belleza rubia de ojos azules,pero de profunda expresividad latina y con un vestido blanco de verano. Era una profesora muy estricta,pero su hechizo siguió soliviantándose a pesar del áditon y del carácter de la sacerdotisa. Le quise confesar todo lo que había significado en mi vida: como publiqué un libro de poesías al año siguiente editado en Usera(Madrid) mientras vivía en Alcalá de Henares y como aquello marcó dramáticamente mi vida. Pero no me dejó.


En cuanto educadamente le dejé meter baza monopolizó la conversación,empezó a explicarme cómo era su jubilación,y que tenía dos hijos maravillosos trabajadores y buena gente,una que estudió esto y el otro que estudió aquello. Me conmoví que una mujer que había enseñado literatura gran parte de su vida,no pensara ni hablara en términos literarios,sino una y otra vez en convencionalismos sociales.


No se acordaba de mí, ni de que siempre me sentara solo en un pupitre aislado con mis depresiones, ni de mis trágicas circunstancias bastante aireadas y a la luz del sol. Nada. Era como doña Paca la profesora de Historia,obsesionada con el orden,conque no se hablara durante sus clases,y mantener el nivel de exigencia de los exámenes.Se me cerró el estómago y se me añurgó el pecho aunque era sensato que no se acordara de un alumno entre 27,con todas las clases que tendría.

Le comenté la calidad de nuestros libros de texto,que seguía con la lectura de los clásicos,como resulta una pena que se desdeñe a los latinoamericanos. Y ella me contestó sobre el penoso ejemplo de los pobres que no trabajan y piden limosna. Aunque el último comentario pareció pertinente, me resultó bastante manido,no podía concebir que no se expresara en términos literarios,con algo de una sintonía sublime, aunque aseguraba que seguía leyendo muy a menudo.

Mientras ella parloteaba benignamente me acordé,no sé por qué, de aquellas compañeras que no conseguimos amar, y ahora tienen hijos de otros hombres. Cómo debió de llegar a ser catedrática por llevar décadas dando clases,lo que era su forma de acompasarse con el mundo.

Se portó cariñosamente y me dio dos besos. Me bajé dos paradas antes que la mía,porque vislumbraba que el hechizo inmortal que andaba buscando no iba a encontrarlo y no me apetecía defraudarme con los Misterios de Eleusis,y que solo podría recrearlo en las casas de los campesinos que rodean a la ciudad de ruinas arqueológicas,porque las roban. Por supuesto,ni le insinué lo que el amor por la literatura había transmutado mi vida.

Me bajé amargado pero sin recriminarle nada a nadie. Solo tras un par de días,y por ser éste un día angustioso por otros motivos, he encontrado el valor de reconocérmelo a mí mismo.

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