"con el hielo que crepita,
con la noche sin pasos,
con tu mirada que no mira..."
Lo increíble de Dostoiewski
no es que existiera Dostoiewski,
sino que la gente leyera a Dostoiewski.
Los jóvenes leían su dolor
del que querían huir
pero tenían la honradez de rumiarlo.
Los incultos querían que se lo leyeran
aunque fuera a través del sufrimiento
para dejar de no tener estudios.
Gente que se pasaba horas escuchando
a quien les leía,
sin enterarse de demasiadas cosas
leían sobre sus vidas rotas,
peces escarchados en nieve fría.
¿Y qué diré de ahora?
ahora que hay cultura,
que puedes leerla a un solo click,
y nadie quiere leer cinco minutos
nada que esté en sintonía
con el hielo que crepita,
con la noche sin pasos,
con tu mirada que no mira.
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