Canarias no te engañó.

"Una doble historia de amor".

"¡ME da rabia!".Cuando la conocí me enseñó el bolso llevaba unas espigas ajadas,una piedra verde,un espejo rajado y unos clips medio oxidados,recuerdos ininteligibles de Alemania que miraba con mucho sentimiento, por los que no quise preguntarle, temiéndome lo peor.

Aquella mujer que tras 10 años después de irse con lo puesto y tener que empezar de camarera,había conseguido trabajar fija de técnica de laboratorio y tras dos años la despiden,corta con su novio, y que al sentirse sola y depresiva en el invierno alemán vuelve.

Jennifer se quejaba amargamente y me recordaba a mí. ¿Si tenía un futuro prometedor en Alemania tras tantos años para que volviste?,en el fondo no había conseguido amigos de verdad,y en Canarias tenía unas relaciones humanas intensísimas aunque egoístas,su familia y los amigos,ya no tantos y con familia, y que por tanto iban a lo suyo.

Ahora tenía 38 años se sentía fracasada y se había acostumbrado a quejarse de todo,llevar la contraria a grito pelado contra todo,y a sentir un rencor cósmico en general. Recordarla me había cerrado el estómago y dejé mi minibatidora en la hondilla del gofio; sí había empezado a desayunar gofio,solo por recordarla.

La entendía; a veces sentía ganas de salir a la calle y dar puñetazos y patadas a la primera persona que pasara,al borracho de gritos cascados que peleaba en público y que no me dejaba dormir los domingos por la noche o a quien fuera, pero lo peor era una actitud esnob que consistía en criticarlo todo.

Cuando Loles León vino al Carnaval y triunfó con su humor,replicaba con tirria,pero reconfortada:"¿cómo no va a triunfar aquí si hace de barriobajera?".

El ambiente cultural era mediocre, muchas veces chabacano,provinciano, incapaz de mirarse a los ojos con profundidad, solo se colgaban mensajes en Facebook de muesli reseco de Autoayuda, y en general el ambiente creativo cultural era de una carga de corriente alterna de muy baja potencia y desoladoramente costumbrista. Y lo peor, es que ni apenas se podía vivir de la cultura,ni había un círculo potente que aunque fuera a través de la envidia y la competición te incentivara. Uno nadaba entre la indiferencia y el vacío.

Iba paseando por la Cícer de Las Canteras con el pecho encogido,y no podía quitármela de la cabeza,veía los cuerpos bellos y felices al sol en la playa,las familias,los grupos de amigos,el vértigo sublime del sol y las olas, los surfistas y a la gente en las terrazas,y yo mismo rumiaba sobre el Misterio de esa falta de oportunidades,de esa mediocridad que hasta yo veía en la alegría adánica de vivir.

No Jennifer, Canarias no te engañó.Te ofreció lo que tenía,te remarcó las condiciones de la venta,y si no te compró los fresones del bosque profundo que le ofrecías, es porque no los necesitaba. No te quejes,de hecho tuviste suerte frente a esa gente que menosprecias. Si quisiste quedarte en Alemania tuviste que haberte creado anclajes emocionales más fuertes. La gente no es falsa,sino que quiere ser agradable,porque tiene una alegría de vivir que siente íntimamente,por el sol y la seguridad.


Me di cuenta que la amaba a pesar de ella misma,de que me estaba haciendo daño,pero debía seguir ahí callado por si cambiaban los vientos.

Ya aliviado y feliz en la parada,como a quien perdonan una pesada culpa,escuchaba a la gente hablando a gritos de sus intimidades, de su novio que era un cabrón machista,de si la madre de esta mujer se le había muerto hace 2 años y que su hermana le había robado gran parte de la herencia... solo pensaba en volver a mi casa para olvidar, para hacer bien de una vez el trabajo atrasado, y pasar el trapo para limpiar mis muebles de la carbonilla de los coches.