En tus pasos que huyen no espolea el aplomo.
Barco de leprosos que excusas no pide,
al cobarde hueco que el permiso no expide
ni al ángel con alas pesadas de plomo.
Ansias odio y envidia para reaccionar
la vida fácil de bar que te maldices,
te da igual el compás roto de lo que dices,
e intuyes que es mediocre al que ignoras odiar.
Como el corcho para el perfume poroso,
¿te fastidia la mediocre risa del traidor*,
o el hastío sacrílego de lo gozoso?.
Asceta harto en su vómito quieres amor
flores mustias al muerto quieres un gozo,
y un hombro el que sea y darte un duro perdón.
*En muchos sentidos,ambivalentemente, el hacedor es el traidor del diletante,del brillante teorizador que no remata.
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