Escena discreta y excepcional de un verseador.

Repentista excepcional Yeray Rodríguez suele perpetrar espectáculos de retos verbales.Yeray pide que le digan palabras "complicadas" y tocando un timple, sobre la marcha encofra décimas perfectas con estas palabras en donde hay un humor ligero.

Entonces en una visita de un instituto a la Universidad de donde da clase, una estudiante de unos 18 años dice calladita y con pena "me acosté con él". En la sala de grado para una capacidad de unas 80 personas suenan unas risitas a bocajarro. O sea,posiblemente el aludido está presente, la historia ha acabado mal y su actitud es la del escaqueo. El auditorio donde más de un 75% son chicas estudiantes se queda callado. La escena adquiere de pronto una grandeza bíblica del Nuevo Testamento cuando dos hermanos que están ante Jesús y uno le reclama al Maestro que el otro hermano le robó la Herencia. ¿Cómo debería reaccionar Jesús?.

Yeray que había pedido un reto verbal,no uno humano, tiene un reto profundamente humano, pero es un profesional y sabe zafarse de él sin complicarse la vida. Sigue pidiendo palabras y salen "libro","extraterrestres","nido". Asunto concluído, adiós polémicas.

Pero ahora supongamos que Yeray Rodríguez hubiese aceptado el reto, y que hubiese hecho una disertación rilkiana sobre el pánico femenino a ser utilizadas, el deseo o al amor ilimitado,la brevedad del deseo,el abandono, la soledad o la desilusión que necesita seguir creyendo en la vida. Quizá entonces, hubiese habido un problema de acidez estomacal masiva y la propia alumna que tuvo ese arrebato de sinceridad hubiese querido que se la tragase la tierra entre el barranquismo de butacas.

¿Pero quizá no era eso una honestidad artística dar al que solo quiere "un sí o un no", una respuesta sublime llena de verdad humana y de belleza?.La sociedad esta necesitada de planteamientos sublimes pero tras invocarlos huye,tiene pánico a sus sentimientos,que debilitan y son "improductivos". Necesita chabacanería y mentalidad estrecha moral-jurídica, donde los sentimientos son abandonados por la mentalidad científica del causa-efecto, el sentido común ramplón y el beneficio propio.