El recuerdo del vaso de cristal sobre la vitrocerámica

Hay un Cristo en cada calle
que no será coronado
el sol  al alquitrán seco
premia con luz desolado.

Tengo miedo del puñal del desenfreno
que tantea mi cuerpo
dormido sin saber cuando
ni a dónde.
Si me vas a ahogar con las manos
u obligarme a respirar arena.
Que mi inyectes el Sida
e ir buscándote en los bares
de borrachos por la noche.
Sin saber a dónde.

Nadie responde a los ojos
nadie te responde a tus berridos
nadie cabalga el desierto
y el infinito de la muerte
viene a qué le devuelvas
lo que le robaste.
Sin saber por qué vuelvo.

Electroshocks,electrohocks,
métele la bola de plástico,
¡idiota aprieta bien las correas!
¡no me fío de la anestesia
de los chinos!
Qué haré cuándo vuelvas.