Eterno debate falso. Lo importante desde Shakespeare o Mozart es cómo conseguir una obra maestra, y atraer más talento. Un buen guionista/ letrista es importante,pero el que decide es el director y el productor que le controla, y un buen director teatral/ o de fotografía marcan el kilómetro extra, ¿y qué decir de si el intérprete tiene carisma y es el idóneo o los secundarios están clavados o no?,y después esta el valor de la música original.
La literatura es un trabajo duro movido por la pasión,y llega un punto de no retorno,orgásmico del supersónico en que la historia se arrastra sola. Si paras la catarsis dramática que te arrastra diabólicamente a lo sublime y lo zanjas con un final feliz, es como un amante sublimado al que cortas en el clímax le das dos bofetones, le obligas a darle un ducha con hielo,y después le das una metralleta y lo sueltas en una avenida comercial atestada.
Evidentemente hay que dirigir la pasión allí donde es constructiva sin mirar las consecuencias.No hay que respetar coherentemente el tono,sino golpear la piedra de lo sublime.
Una novela o el escrito de una obra teatral suele ser una obra individual,pero una película es una obra colectiva,si resulta un éxito es difícil renegar de la aportación de nadie,si es un éxito cada uno quiere su parte del botín oficial o genuino.
Hay un movimiento revisionista fuerte sobre calibrar de nuevo los méritos de Leonardo da Vinci,Arquímedes o Isaac Newton(que robó algunos chispazos geniales a Robert Hooke y que los desarrolló hasta convertirlos en teorías omnicomprensivas) sobre lo que descubrieron,mejoraron o solo describieron por escrito de lo existente o no, en vez de dar a conocer sus méritos como artista ingeniero (y esa mezcla priorizando lo artístico es lo que lo ha convertido en lo más universal),y ponerlos como ejemplo para nuevos científicos de genio para que siga avanzando el mundo. El Arte es el oficio de lo imposible, y cómo se consigue hacer de lo imposible algo contrastable y concreto. Por una parte hay excesos pero es comprensible, también es previsible el hecho de que el público quiera ver obras no deprimentes como Lucien Freud,Eduardo Naranjo o algunas de Saura.
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