Si algún día quisiera suicidarme de felicidad (como defienden que es posible los estructuralistas rusos,aunque estoy seguro de que lo hacen para justificar algunos giros dramáticos excesivos de Dostoievski),me gustaría suicidarme en uno de esos hoteles de lujo posmodernistas a las afueras del Aeropuerto de Barajas.
Necesitaría suicidarme en compañía,pero no se lo propondría a mi mujer,ni aunque tuviera un cáncer avanzado,porque soy tímido para esas proposiciones y ella es demasiado dejada. Simplemente lo haría con ella al lado sin explicarle nada,o simplemente lo soñaría con alegría sin imaginarme físicamente lo desagradable que es un suicidio real con un cuerpo sangrando real,con objetos reales en la soledad de un Hotel real.
Solo hay suelo de piso pulido mojado por la lluvia,focos de luz planos en el suelo, y césped. Pero tanta inhumanidad elegante si estoy acompañado me parece deliciosa, si estuviera solo me parecería siniestra sin duda.También es obvio es que si uno piensa en el suicidio con cierta alegría es porque esta acompañado y tiene un trabajo y en cierta manera una vida plena,si uno estuviera solo,sin trabajo y sin hacer nada un domingo por la tarde, el hecho del suicidio provocaría una sensación de angustia y abandono insoportable.
Lo más alegre es que uno ha superado años en que tenía motivos reales de suicidio. Convivir con una persona esquizofrénica sin tratamiento,aguantar humillaciones de los malos compañeros,el abandono de tu padre y la indiferencia de la familia materna.
También otra cosa es el sol deslumbrante real en que vivo,y en que puedo imaginar coagulos de sangre con más simpatía que ese aire de repelús que tampoco puedo evitar por otra parte.
Casi todo el sufrimiento de mi vida lo he justificado conque tendría una recompensa en la gloria postrera,en el recuerdo, pero el suicidio potente no. Pensar en el suicidio rodeado de todos e ignorado de todos,es un especie de gimnasia chistosa,un fin de posibles chantajes, un insulto a la maldita lógica que nos separa de lo grandioso de lo inabarcable. Un grito e entusiasmo mal controlado,antes de que venga un chico del Hotel a llamarnos la atención porque molestamos a otros huéspedes.
Por tanto el mayor motivo para un suicidio alegre es haber conseguido superar cualquier tentación de suicidio en uno de esos hoteles de lujo posmodernistas a las afueras del Aeropuerto de Barajas.
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