No llores escarcha
no frunzas la boca,
no llores
para que la bota no
te resbale en la boca.
Si nunca podré enseñar el batido
de mi ala en una íntima dentellada
no frunzas la boca.
No culpes al nocturno paso ido
el ladrido del que ya no hay nada
perro que te desboca.
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