Paseaba a mi perra a la altura de la Avenida se exaltaba cuando veía a otro cachorro. Por encima el Transatlántico de fiesta cruzaba el horizonte de madrugada.Lo veía de lejos sin envidia.Ya me avisaron que era Nochevieja. Creía que hoy era sábado desperdiciable lleno de sueños y ansias en donde lo prioritario era limpiar el piso de la casa, 14 de octubre de 2017, pero luego al salir a la calle y notando que varios conocidos me preguntaban cómo iba a celebrar el fin de año, el fin de año del año 1999 me di cuenta que tenía que cambiar por alguna extraña razón que no podía entender.
Una segunda oportunidad de vivir sabiendo afectivamente todo lo que tenía que hacer. Solo en camarotes de tercera donde poder hablar cómodo con inmigrantes de epopeyas lejanas. Si lo que escribo es real o no lo veré en sus caras,y en el fondo dará igual. Lo que no es real será olvidado como siempre.
Aunque no estaba del todo educada deje a mi perra libre,para que jugara y a ver si volvía. Se perdió.No la busqué,porque supuse que si se marchó es porque no era feliz.
Volví a casa triste y con angustia pensando qué me echarían en cara haberla dejado escapar. Cuando llegaba a casa la vi en la puerta revolcándose en el suelo rañoso y sacando la lengua sin darse cuenta de nada,más feliz que todas las cosas.
Esta noche celebraré la fiesta,mañana me iré en un camarote.
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