¿Qué pasaría si los espectadores decidieran qué vale en el Arte y en las Humanidades?
¿Qué pasaría si no fueran los marchantes, ni los Museos, ni la comunidad artística, ni los funcionarios y profesores de Arte los que determinaran lo que tiene valor sino los usuarios? pues que Picasso, los abstraccionistas, César Vallejo y muchos poetas en verso libre que apenas dicen nada no valdrían nada apenas.
Y casi es eso lo que ocurre pero los llamamos clásicos "populares". Volveríamos a planteamientos conservadores en el Arte, restringiríamos la libertad "de la que tanto hemos abusado" y de sus consecuencias nihilistas, volveríamos a un concepto del Arte intemporal y a intentar manierismos de las épocas clásicas consagradas: variaciones del Renacimiento, del tenebrismo, del impresionismo francés pero con escenas modernas.
Poco a poco ese afán de lo racional se iría extendiendo por inercia a la inútil Teología y a la Filosofía. Uno asevera que el área del conocimiento de la filosófico tras conocer el pensamiento de Zizek Y EL PENSAMIENTO LÍQUIDO se reduce a la ética, a la filosofía crítica de la ciencia de cada área en particular, y a parlotear. ¿Se puede prescindir del pensar discursivo? quizá no, pero para ser serio hacen falta conocimiento real de ciencia y de humanidades, y de ahí sale el humus, el óxido que es la filosofía. Y para colmo ahora sin una metodología.
Y al final nos tentaría acabar cargando una parte de la alta literatura por autodestructiva como la de KAFKA, por deshumanizada como el Finnegan´s Wake y parte del Ulises de JOYCE o de la hipersensibilidad infantil de MARCEL PROUST, o muchas ficciones filosóficas ajenas a la vida real, cotidiana y constructiva de JORGE LUIS BORGES o planteamientos intelectualoides sin realidad de THOMAS MANN.
“Los libros nos pueden salvar de ser unos analfabetos hipertecnificados” replican los humanistas,¿el gobierno fomenta y quiere ciudadanos conscientes, empáticos y profundos o técnicos eficaces, empresarios emprendedores y sin inquietudes espirituales? obviamente lo segundo, vamos de cabeza sin remedio. Cada vez más la cultura es un esnobismo sin ningún reconocimiento social.
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