Warrin Donga un forero de periódico prestigioso está muriendo solitario, y su hermana con la que no se lleva desde hace 20 años y que lo veía como un inútil y un escritor frustrado, desea saber qué ha sido de su vida a través de sus comentarios, con sus prejuicios, sus erratas o sus metáforas de la vida. A partir de ahí se da cuenta que forma parte de una sociedad de amigos que ha creado "un mundo" que funciona bajo el criterio de un místico materialista y la crítica de un amigo al que le gusta llevar la contraria y que es un positivista lógico de la segunda rama.
De pronto ve sus sueños su deseo de marcharse de la ciudad para siempre, de su circuito cultural mediocre lleno de envidia y ruindad. Y lo que es peor que no ha escrito nada de valor salvo comentarios en el Foro de El País que en el fondo no valen nada, su trabajo es miserable, tiene pareja con la que esta por inercia pero no relaciones con su familia, y sabe que cuando muera todo morirá con él, sin dejar un poco de huella. A través del balcón mira un las ramas movidas por el viento y siente pena.
Ese mundo su mundo real es todo una patraña, le da asco, pero es cálido, acogedor, luminoso y hasta simpático a mucha distancia. Ve a los jóvenes viniendo de la playa y se duerme con pena y sin ganas para reaccionar.
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