¿Quién no habrá sentido cuando se lee algo de lo sublime que te eleva a la intemperie la necesidad de un puñetazo en la cara y volver a la realidad para poner los cimientos de su propia casa?.
Hay creadores que nacieron prematuramente como Jack London(San Francisco 1876- 1916) llenos de intuiciones y chispazos que quedan en nada, y gente que nace en la opulencia y por tanto en una cultura tardía,que ya se ha reafirmado demasiadas veces desde los cojines demasiado sedosos del confort. Jack London fue un hombre que no pudo dar más de si porque nació prematuramente en una mentalidad contundente que no podía dar más de sí. Jack London tenía todos los prejuicios de su época: el materialismo,el darwinismo social,el racismo pero no entendía los chispazos de futuro que se le venían encima por todas partes. Y eso es lo sano,fuerte y triste a la vez en él.
Cuando uno esta fuera del ejercicio de la literatura,le puede parecer heroico y glorioso el ejercicio aislado y patricio de la literatura,quizá el trascender las historias es a lo único que se considera glorioso,pero no hay nada digno en la marginación del escritor que trabaja en puestos miserables,viviendo entre mentiras y a escondidas para protegerse para al final acabar cediendo a la comercialidad,que en el fondo es la vida o a algún tipo de jubilación del Estado. Así uno puede convivir con su hipersensibilidad snob o su amago de esquizofrenia .
Pero esta mentalidad nació en un momento del siglo XX donde la literatura se separó demasiado pronto de la vida. Jack London nunca se separó de la vida,no pudo.
Hay un aspecto curioso del aventurero Jack London típico del siglo XIX. Se casó con una determinada mujer por una especie de darwinismo anglosajón de que sus hijos nacerían fuertes y sanos,de hecho tuvo necesidad de confesarle a su futura mujer que no la amaba y solo se casaba con ella por eso. Mientras en el siglo XVII mucha gente se casaba por el título social o limpieza de sangre y en el siglo XVIII Leibniz o Kant aconsejaban a casarse por dinero y compatibilidad de carácteres.
Así escribió con otra novelista una novela epistolar "de amor" y sus misivas de un tal "Herbert Wace", defendían una mentalidad científica casi naturalista con principios del Darwinismo y de mejoras de la raza. Me encantan las fotos recuerdan la de las fotos de los años 50 y 60 del siglo XIX reconstruyendo ciudades demolidas y la vida saliendo adelante pero sin color,el pulso de la vida,la aventura,y un sentido democrático de preocuparse por la gente corriente o por los indígenas.
Una colección de recuerdo y de vida.Tiene que haber decenas de miles de fotos de principios del siglo XX en todos los rincones del mundo así: la miseria de los trabajadores urbanos que salen adelante a pesar de todo,la creación de ciudades y de barcos de la nada como avanzada del comercio,la ley y la civilización,el contacto con los indígenas y con la mujer.Maravilloso el progreso vertiginoso humano.
En uno de los "Cuentos de Klondike", Jack London,que convive en un mundo salvaje y helado con animales,bestias y hombres embrutecidos buscando siempre la supervivencia frente a la muerte por hambre y congelación. A punto de congelarse el perro obediente su amo decide matarlo para reconfortarse del frío con sus entrañas viscosas.
No hay recompensa ni justicia poética,solo una necesidad vital primitiva.Al primitivismo de JACK LONDON se le desprecia como se desprecia las vicisitudes de "Papillon" de Henri Charriere que están replicadas de vida,blindadas de vida,y que aunque agoten de justificaciones vuelven otra vez a los jóvenes que buscan en la literatura vida.
Se dirá que ya no solo potencialmente Estados Unidos era una nación inmensa,se pondrá como contraejemplo a Melville, E.A. Poe que trasmutaba cualquier horror en oro,o a la estruendosa libertad de Walt Whitmann pero London que viene de la mentalidad de Thoreau nace de la realidad americana y su talento no logra en ningún momento trascenderla.
Su sensatez le frena,porque lamentablemente en literatura al contrario que en la Vida la sensatez no es suficiente para destacar.
Uno entra en este mundo del trabajo,de la construcción de nuevas ciudades,en la incultura de los hombres que levantan edificios,que abren tiendas para los mineros que buscan oro,para los cazadores que buscan pieles en las nevadas terribles del invierno eterno y es difícil que lo olvide.
Los primeros dan pena porque tienen una sabiduría de vida que casi nunca llega con fuerza al canon,y por tanto se les intenta meter en subgéneros como el pelo que uno encuentra en el pasillo de casa sin saber como ha llegado hasta allí,hasta que se da cuenta que son del perro. Todos los que son tardíos que los hijos y nietos de millonario tienen la suerte de tener que contradecir o profundizar en algo ya demasiado hecho,y como siempre se les estudia concienzudamente en el Canon uno les coge tirria incluso prematuramente.
Todos los excesos de sensibilidad de Marcel Proust: los llantos a destiempo, las faltas de réplica, las indirectas idiotas que ofenden de muerte a los que la reciben,y esa dificultad terrible para expresarse y comunicarse incluso con la gente que se ama sin motivo describe bien a esta gente infantil y snob.
Siempre recuerdo este tipo de sensibilidad con una escena que creo que es de "Orgullo y Prejuicio" cuando
Jane Bennet hablando de sentimientos de vuelta a casa,es atracada por dos hombres y lo recrea de una forma dramática e histriónica.
Lo único real de su vida parece algo fantasioso y siniestro,y sin embargo, todos los discreteos y suposiciones se nos presentan como algo hiperrealista en esa gente desocupada.Entonces pensamos que al lado de gente rica,hay cientos de miles de personas que no tienen cómo progresar y recurren al robo,sin que nadie las interprete y de alguna manera las comprenda.
Mientras que a Henry David Thoreau o de Jack London se les puede acusar de ser muy primitivos, materiales,de rehuir cualquier consecuencia espiritual, a los maestros de la vieja cultura que pasan por vanguardistas se les puede acusar de volver a la ratonera del cristianismo sentimental,de la autotortura artificial.
Uno no necesita otro libro densísimo para explicar la realidad social de Jack London que se explica en un par de líneas en un libro de bachillerato. La vida solo se explica saliendo a la calle, replicando en los supermercados y razonando no solo con sensatez en las cosas cotidianas. Estaba recordando a la literatura de siglo XIX anterior a Pérez Galdós y como todo estaba lleno de moralina gazmoña y novelas ultracatólicas y tendenciosas. Con Galdós volvió la vida.
Cuántos eruditos dedican su vida escribiendo a dar vida a personajes y situaciones interesantes y lo consiguen al dar un sentido que nunca tuvieron, una grandeza aventurera que no le importa absolutamente a nadie salvo a los nostálgicos o a otros eruditos sapientísimos cubiertos de polvo que parece que nacieron con capa corta y con un sombrero de tres picos de mediados del XIX. O con los primeros pantalones vaqueros de los mineros de los que habla London.
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No me place el estilo de frases eternas de Marcel Proust,ni sus personajes hipersensibles (muchos varones)que con cualquier niñería lloran o tiemblan,ni la eterna reivindicación de la famosa escena de la fuente y el aspersor en que aquel Procusto moderno descubre su homosexualidad(aunque admito que eso es por nuestra época que esta saturada de tramas de hipersensibilidad gay), ni menos la descripción de páginas y páginas para un armario de Luis XVI. ¿No se podría modificar el canon y poner a un André Malraux,Stendhal,Camus o a creadores más oxigenantes?
Muchos grandes escritores pertenecían a la clase alta: Proust,Flaubert, Thomas Mann o el alto funcionario Stendhal,que además como Schopenhauer o Stefan Zweig había visitado media Europa. Estos escritores se notan. Stendhal fue un viajero que estuvo por toda Europa, Flaubert un rentista que estuvo en su finca escribiendo sin parar disfrazado contra todo lo burgués y Proust ya en el siglo XX estaba en la cama escribiendo asmático sin parar los recuerdos del asma de su vida.
Amo más a Stendhal el único que trabajó como si tuviera que justificarse porque es más sano,humorista y vitalista,y estudia caracteres a su vez más sanos y orgullosos,uno necesita alegría de vivir no despertar recuerdos ajenos que por más que lo intente no podrá revivir genuinamente (hay que tomarse en serio la epistemología como decían Les Luthiers),pero cómo no respetar ese esfuerzo titánico de encerrarse como monjes para escribir una obra kilométrica para registrar todo lo que uno ha vivido o sentido.
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