Winston Churchill, Charles de Gaulle y Francisco Franco eran tres seres anacrónicos.
Winston Churchill tenía una concepción imperialista de mediados del siglo XIX que ya era anacrónica en su juventud a comienzos del siglo XX, de la visión providencial y muy a la larga de un gran Imperio Británico racista rosa y paternalista, contra las sufragistas y los socialistas y el movimiento obrero, pero creía en la democracia para Gran Bretaña y Europa y detestaba al Nazismo.
Pero no habría que relacionarlo demasiado con la mentalidad norteamericana antiimperialista y que cree en la Globalización Económica.
Charles de Gaulle durante los años 30 había defendido posturas cercanas al conservadurismo de Charles Maurras pero con la Ocupación Nazi se negó absolutamente al Colaboracionismo y poco a poco no solo vio la inutilidad del Imperio sino la necesidad de un avance de la democracia y del avance de la Integración Europea.
Francisco Franco monárquico ambivalente frente a la Segunda República Española, se sumó al Golpe de Estado de 1936 que fue su oportunidad y se convirtió en un añorador de un Gran Imperio al que creía que le quedaba una nueva oportunidad en el Norte de ÁFRICA y fue evolucionando en los 60 a una economía abierta dentro de una dictadura militar de derechas para evitar la amenaza comunista.
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