Series de televisión que triunfan.
Con la expansión de las producciones privadas europeas y sobre todo españolas, y la medición de la audiencia nos hemos dado cuenta de lo que le gusta a la gente no un humor de buen rollo y ñoño, ni un supuesto humor intelectual, sino serias costumbristas punk con un humor abrasivo y exagerado que se ríe de las miserias humanas que vivimos.
En España se cuidan los guiones pero la parte visual de las series por lo que envejecen rápido, el carácter prometeico se vuelve rancio pronto y no saben exponer el carácter rompedor que tienen de fondo. Creo que en las últimas temporadas han descuidado la calidad de puesta en escena y aunque los argumentos tienen buenas tramas están poco perfiladas. Con el dinero ganado y la fama de la serie podrían contratar a nuevos guionistas de prestigio para aprovechar el tirón de audiencia, también se nota desgana en ciertos intérpretes. El hecho que se repitan tics y frases es desastroso, y creados los paradigmas ya no evoluciona en muchos personajes sino que es repetir en espiral.
En los 70,80 y hasta comienzos de los 90 se nos vendían series como "Verano Azul" o "Curro Jiménez", pero los planteamientos que hacían no eran nada realistas, o sea al público si es con humor caustico no le importa que se refleje una realidad verista e incluso degradante que después el público no se toma en serio. La demostración es como una serie sitcom de televisión es valorada más por su sentido de humor exagerado,que por su bondad o su sentido gazmoño del buen rollo o su nivel intelectual que son las que fracasan rápida y estrepitosamente.
"Aída", "Aquí no hay quien viva", o "La que se avecina", casi como series realistas sin género muy marcado como las policiacas,triunfan una y otra vez aunque se repiten machaconamente las fórmulas.
Pero ese secreto de la narratividad se ha repetido a menudo, en diferentes culturas, y nos recuerda que una recreación humorístico de lo cotidiano si es realista aunque tenga elementos histriónicos funciona. El tono y la visión es lo que importa, porque lo moral o lo gazmoño suena idiota.
Esto no es nuevo en la historia de la literatura: Boccaccio, Chaucer, La Celestina,los cuentos eróticos latinos llenos de realismo o Francois Rabelais describieron ambientes pobres, procaces, y situaciones escatológicas que hacían que el mundo lector u oidor porque a veces se leía en grupo a gente analfabeta se riera a carcajada sin tener un mínimo de piedad por los protagonistas, y por no hablar del Quijote o en el cine mudo con Charlot o Buster Keaton. O sea, la TV nos devuelve al gusto popular.
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