La complicidad de los amantes en la mentira

(Trirck trirck  trirck shock
hombres sujetándote entre paredes oscuras
diadema eléctrica de dioses
y ventanucos en las alturas).

En la terrible noche de las lámparas eléctricas
el infinito parece más largo 
que la gente que no pude amar.
La noche del niño que desea con angustia
ir a la ciudad turística de las discotecas
con una angustia como si una ampolla de azufre
le hubiese arrasado el pecho.
La noche que nos hace indefensos
ante la angustia del infinito
de los coches de lujo que se van allí
desde los ojos de deso del niño.
Eterno caucho en la boca sin psiquiatra
cuando te gritan para interrumpirte.
Dando vueltas en la almohada
en los agujeros negros del agua
veo leyendas que antes de irse
quiero rajar como a un adivinado padre.

Y a veces se acuerda de mí
la muerte de mi madre,
si pudiera arrancarme los dientes
unos contra otros para hablar,
como si tuviera un mar
-un pájaro recién nacido sin plumas-
 al que  no pudiera justificar
sin matarlo.como pelando verduras.

Pero no quiero mentir esta vez
no para que me corrija la luz entre los edificios
ni sus fachadas sucias que suben como olas
mis recuerdos mentidos de sueño,
sino para que no me vuelvan a humillar
en su sagrado nombre prostituido de verdad.
COMO odio a quien necesita sacrificarse
y sacrifica a los demás para dignificarse.

Debiera ir con las Grayas a las discotecas del Sur
y como condones con besos de carmín
pensar en el Infinito al que pongo muros de ladrillo
sobre el negro de cartón piedra del Universo.
Y como jeringuillas con raño usadas en los ojos
veo el bosque de copas altas de mis recuerdos
¿cómo voy a olvidar lo único que soy?

La promiscuidad de aquellos hermosos cuerpos
sobre los pegatostes de las baldosas desencajadas
con las arcadas de la noche,
llenos de ruido y carboncillo de un motor
 de coche anónimo un sábado por la noche,
de una mala conciencia prematura sin causa,
eterno shock de quedarse sin palabras
plantas trepadoras hacia la luz
que mueren sin apellidos.
Eterno shock de quedarse sin recuerdos
cuando te corrigen para ofenderte.                              v.32