Anécdota de 1994 en el Hipódromo de Madrid con padre
Yo hacía padre sentía dos cosas, pánico y un rencor callado, y solo había una actitud, sumisión total nacida de la debilidad. Una vez conseguí convencerle para que me llevara al hipodromo de Madrid. Había puenting desde una grúa y ese ambiente de personas bien vestidas y contenidas. Fuimos a beber una cocacola y pagó lentamente poniéndome e lo el billete delante para hacerme notar lo cara que era...
Y como los 3 veíamos que no tenía sentido disfruta de las carreras sin apostar. Fuí yo solo a apostar a la larga fila de las apuestas. Estuve un pequeño rato y llegó mi turno en la carrera número 4 caballo 6. Pero la chica de la ventanilla se equivocó y me dió el 4.
- Ay, lo siento no puedo hacer nada.
Y me volví para irme y no me atreví a responderle nada. Por supuesto tampoco le dije nada a padre, para evitar que me gritara y me llamara inútil . Así que rezaba para que no me ganara mi caballo, con un ataque de angustia. Tampoco quería que ganara el que me habían dado.
Y así pase mi primera carrera de caballos.
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