Todo en Jinámar esta lleno de vida cada vez más silenciosa.Las leyendas fantasiosas de los delincuentes en las paradas de guagua,la gente vestida de cualquier manera,abrigada en pleno sol,capaz de creerse cualquier historia inverosímil mientras los camiones frenéticos entran y salen de las naves enormes.
Ya no chabolismo en Jinámar ni apenas plataneras,pero hay una enorme capacidad de vida envasada.
Hace 4 años estuve en un curso de contabilidad en una Academia de Lujo con material muy moderno.Yo me pasaba el día haciendo chistes de orgías ociosas.
Un día al hombre que se sentaba a mi lado que era el más popular de la clase,una compañera dijo que lo había visto en Jinámar con un chico fugado de un centro de menores(sería popular y la indirecta obvia es que se acostaba con él por dinero),él hombre lo negó sonriendo (¿se llamaba Ye---?).Admitiendo con su gesto un resbalón de culpa sin importancia. Ahora esta en la Universidad y estará acabando con 40 años una carrera y me pregunto que habrá sido de él. Aquel hombre venía de la realidad,no de un mundo de palabras.Me quedé quieto al pensar que podía tener a un pederasta al lado y que no pasaba nada,y que no había que reaccionar.
Llegué a mi casa con mi perrita. A veces la saco y aunque tiene un arnés fuerte consigue zafarse y escapar.Siempre tengo miedo de que me la atropellen porque no mira hacia ningún lado pero solo tiene a un lugar en el mundo al que huir: su propia casa. Va corriendo frenética por las calles de cinco carriles sin mirar a ningún sitio, y cuando la sigo corriendo acelera la esprint y me la encuentro en la puerta de hierro solemne y majestuosa de casa. Allí esperando a que la abra la pesada puerta para meterse dentro y subir las escaleras ella sola hasta el tercer piso para meterse en su casa y no enterarse de nada de las cosas del mundo.
Desde los acantilados de Marzagán con sus enormes torres eléctricas uno puede ver los edificios de la capital y 40 kilómetros de costa hacia el sur y darse cuenta de la llanura y de la enorme fosilidad árida de la isla. Y Jinámar sigue allá lejana llena de vida,de gente que viene y que va, que trabaja en los camiones,en las naves,en las tiendas o en el Matadero.
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