Quiero lepra de genio que me odie
como la pirámide al desierto
que me marque en mármol muerto
y en motor de viento me parodie.
Quiero óxido de genio que me odie
que me eleve a la luz de las ramas,
donde lucha la cría y el desplome
como contracorriente las escamas
sin un padre que le apoye.
La comba oiga mi destierro
Ese exilio de los niños,
no valoran el arbitrio
de lo que cuesta dinero
y el verdugo cobra el entierro.
Creen que las flores crecen salvajes
que todo es amanecer que atrae
gratis la pródiga siembra
cuando de verdad algo quieras
verás el interés del atraque.
Distinguir la envidia entre iguales
y el matiz conque la niña
pide la rosa o lepras sapienciales.
Cómo el que no es humano riña
la manada emigrante sin credenciales. v 24.
Quiero el agua de genio que me odie
que el plástico y la lejía al mar
lo eleven todo y que den un altar
donde maldiga sin que se parodie.
Que esparza tu veneno
la arena movediza,
besar que ahogue el mar
a tu correosa orilla. v. 32
¿Buscaste algo sagrado que no te importa?
el prisma del agua multiplicado,
que la malla metálica no te ha salvado
del suelo al pájaro cazado no le acorta.
Quiero a alguien de genio que me odia
que razone como óxido que profana
de escanfandra y pararrayos lo que ama
misas limosnean tsunamis de sobra.
Es hermoso ver los perros que se pelean
en las páginas de un libro.
Y el lector metiendo comba como un niño
sin reaccionar se escurre en la berrea. v. 44
Quiero el grito de genio que me odie
el olor tras la lluvia de la madera,
y el vaho en el río tras la niebla
el mugido lejos y el tren que nadie oye.
Y que no me esparza el viento
más allá de tu orilla.
Que no muera del desierto
sino espejismo de tu criba. v. 52
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