Amor y angustia escrito a sangre en el Drago.
Te negaste a darme la mano
como si fueran víboras
huyendo en el pantano
te negaste a darme la mano
Éxtasis firmaré el nombre
raja de sangre en el tronco,
¿qué amenaza serás ya
este chantaje de aborto?.
Heroína éxtasis de luz
en la ciénaga de la cama,
el árbol raja la tierra
y muere pidiendo agua.
Te negaste a darme la mano
-ese poeta pordiosero
¿por qué no trabaja de obrero
si tiene estudios y trabajo?
te negaste a darme la mano.
¿Qué arrasó la ahulaga
con electroshock de tus sienes?,
tu berrido de los ciervos
en el desierto sin dientes.
Cómo te amé en la distancia
como un ridículo autoexilio,
¿qué poder es la renuncia
qué premio frente al idilio?.
Te negaste a darme la mano
sentí un calambre de azufre
y al perro que justo sufre
en el alambre tanteando.
Olvida todo lo que no pude darte
la ciénaga en tu pecho de acantilado,
las peleas de odio de acero amasijado
la noche eterna de rumiar hierro aparte.
Ni el glaciar de óxido indiferente pudo alienarte
ni la locura del emigrar del cuervo escardado,
ni la niebla de la montaña pudo haberme dado
tanta reprimenda para que te diera a fusilarte.
Te negaste a la puerta abierta
a dar la comida que sobra
al saludo que no implora
a la hipócrita dentera.
Te negaste a darme la mano.
Tu recompensa son los meses que pasaste
en la cama tirado
con el humo a tabaco
de las galleras y las apuestas que no cobraste.
Las películas de Hitchcock que solo tú pudiste rodar
mientras no paraste de masturbarte
como un inútil con asco de tu sudor,
como un puritano que sermonea sin fuerza
caminando a oscuras por su pasillo.
Te negaste a darme la mano
y no te quise mentir
ni al dinero que te di,
ni a la excusa de reclamo.
Te negaste a darme la mano.
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