Galdós es nuestro Goethe.
A Galdós le faltaba muchas veces altura espiritual y era chabacano. Goethe era arcaizante y con estilo de funcionario(trapacero) en algunas novelas,pero ambos eran dioses y supieron sacar o entrever sus secretos robados a los dioses. ¿PODREMOS nosotros?. Un blog es como el humilde cartelito de Fernanda del Carpio de se enraman coronas fúnebres.
Ni Cervantes,ni Zweig,ni Stendhal,ni Goethe. ¡Galdós!. Lo que importa no es solo la altura espiritual sino los grandes secretos conque se dejan entrever los complots entre el escritor y sus lectores.
Con Zweig nos volvemos a dar cuenta la enorme gama de ficcionadores que hay entre los memorialistas: se sabe hasta qué punto Stendhal era un "inventor" -Henry Martineau lo ha demostrado- que se inventaba una gran cantidad de fechas y anécdotas que eran imposibles de creer.
Galdós era un gran ocultador que daba a entender una vida impoluta y rasposa para congeniar con los ideales del siglo XIX mucho más pobre que la real,-gracias a Dios Zweig era de los segundos.
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