Alicia atraída por la madriguera

Alicia atraída por la madriguera

sábado, 10 de enero de 2015


                  


Derecho en Gran Canaria. (...)

- ¿ No crees que estás abusando de tu discapacidad? le dijo el psicólogo del que buscaba consuelo, le miró callado,apretó los labios,y se fué arrastrando la pierna sin despedirse con bastante torpeza y dió un ligero portazo.
- Cabrón, y tú no ves que me falta una pierna. Pensó nervioso sin fuerzas para coger el coche para que no le volvieran a pitar a lo bestia por adelantarse al incoporarse a la rotonda. Cogía el envoltorio del bombón y lo abría y lo cerraba, para escuchar su ruido, sentir su tacto,y como brillaban sus colores como peces. Le parecía que tenía que volver a las sensaciones de la vida.

           Recuerdo que en aquella época había pasado un año de la muerte del físico Willard Sterling Boyle que  había llevado a sus últimas consecuencias prácticas la ley fotoeléctrica, multiplicando el mundo con millones de fotografías,o sea millones de perspectivas haciendo posible el sueño absurdo del aleph de J.L. Borges,  y habían matado a una prostituta a la que trocearon crucificada y la metieron en un contenedor enorme de basura,y que no sé por qué en el fondo me pareciera que todas estas historias eran como de verdades reveladas de personas que no sabían verse a sí mismas.
       


         En la Facultad de Derecho de Gran Canaria nos juntábamos especímenes,auténtica escoria, que quedamos en el recuerdo. Había un hombre tranquilo,callado,gente noble pero de los que no hace favores, y bastante feo,que marcaba pautas de conducta a los demás.
Aunque ahora nos odiemos, nunca podré olvidar la grandeza de Zeius...no sólo creo que nunca he conocido a un grande ni conoceré la grandeza ni tendré ninguna pero por lo menos tendré la suerte de haber conocido a Zeius y su tranquila grandeza... con la suerte de que la gente que no conoce su grandeza nunca puede acabar en parodia...

Zeius era un hombre de 30 años que aún estudiaba Derecho,con graves problemas para relacionarse y  una discapacidad, tenía una pierna ortopédica. Solía entrar por el garaje para recoger su coche sin llamar nada la atención. De hecho una vez hubo un robo,y aunque salió en la grabación de la cámara la policía desechó la posibilidad de que fuera un sospechoso serio.

       
                Pero a pesar de todo, mucha gente lo conocía de vista como uno de esos fantasmas que no deja huella pero que parece que están en todas partes.
Estaba enamorado de una de las chicas más promiscuas de la Facultad, que no era muy guapa pero sí extravertida y picante, y le escribía mensajes privados enormes por las Redes Sociales, llenas de maravillosas frases sin apenas sentido. Seguro que su prosa la enamoraría, según él.

         La cafetería era un salón muy amplio con muy soleada llena de mesillas siempre con gente sentada y con un gran rumor de gente, con la barra con personas pidiendo bocadillos o cafés.Zeius allí estaba seguro  de que la estaba enamorando y a mí tan alejado de la realidad como él me convencía, como si fuéramos dos metafísicos de que era cierto. Miraba algo que tuviera entre sus manos y se decía "sí". Y aquel hombre capaz de escribir discursos, con aquel gruñido me convencía.

          Aún me acuerdo que esta chica F se acostaba con un chico negro casado,con una mujer que tiempo después sería compañera del trabajo mía y tenían un hijo del que pasaba. F. era rubita,tenía un aire a barrio y hacía deporte. La chica F. un día cuando llegó a la cafetería de la Facultad se acercó a su mesa y se lo dijo claramente: me estás acosando. Zeius se puso rojo,le pidió disculpas, se levantó atropelladamente y se fué aparatosamente. A nadie le dió pena salvo a mí, y decían que para colmo iba de víctima. Pensado fríamente F se portó bien, por evitar una humillación más pública y Zeius se enfrentó a su realidad de una vez. No hizo sangre, se puso en su lugar,y le planteó seriamente a la cara que le estaba molestando. Aunque Zeius huyó y no le dió la oportunidad de que la cosa fuera a mayores.
     Hay gente que nunca se atreve a decir las cosas a la cara, en eterno estado de shock aguanta cualquier humillación o reproche que se hunde para dentro. Pero al contrario de lo que se presupone acepta los encontronazos con la realidad y su situación. Posiblemente cierto odio para detener esa sensación de vacío de la inactividad, le hizo desahogarse compulsivamente con especial efusividad conmigo, sobre lo injusta que era la vida,que querría hacer una matanza y suicidarse. Escribiendo otra nota de suicidio que hiciera a todos sentirse culpables y elevados,con ganas de suicidarse. Después se iba a hacer recados para olvidar mientras esperaba haciendo colas apretando unas bolas chinas en el supermercado...
     

      A él nadie le devolvía el saludo pero seguía igual de feliz saludando. Iba por el pasillo y fingía quitarse un sombrero que no tenía y Patricia que estaba frente al baño y era buena persona se negaba a saludarlo. - Dios Zeius, ¿qué hacemos para que todo el mundo nos desprecie? porque tiene su mérito. Zeius nunca se daba por aludido por fuera pero estaba descacarillado por dentro, y reaccionaba con un silencio de semanas si le hacía una broma sobre su éxito con las mujeres.

          E incluso su manera de intentar ligar era tan exagerada y directa, que aunque nunca conseguía nada se ganó fama de ser un golfo,sobre todo porque en aquella época prefería ser una persona promiscua por lo que flirteaba con chicas de una misma clase o le escribía largas cartas muy literarias o elevadas  en vez de tener una relación seria, porque pensaba que así recuperaba la juventud que había tenido que desperdiciar por su discapacidad o los tarados de su familia.
        Al final,no ligaba ni con las golfas. Había mucho de infantil en él,y había muchas veces en que él solo huía o estropeaba su relación con chicas que lo veían con simpatía o en el fondo como una persona inocente, de la que se podía una fiar. La chica F. lo puso en su sitio con un  cubo de agua fría.
Su cobardía por una vez significó algo positivo porque la chica se dirigió a él con un discurso bien aprendido y si gritaba llamaría la atención de una cafetería apabullada.

         Aunque la escena fué correcta tenía que ser dura,y Zeius se sintió herido porque sus falsas expectativas quedaron truncadas de cuajo con un solo grito. Y fué al psicólogo de la Facultad,lo que era difícil porque te ponían muchas trabas. 
Yo le dije en aquel momento: si te pone tantas trabas el propio psicólogo el servicio no va a ser muy bueno, porque va a estar a regañadientes.
-No. Eres listo pero no.

         Aunque a veces veo las fotos de la gente guapa de Derecho que sacaba más notas que nosotros y que ahora esta metida en Política, creo que éramos más profundos y más auténticos,y no retrocedíamos ante la degradación, y aún en nombre de la verdad nunca pisoteábamos a nadie. Y aún me pregunto si ese afán de verdad ¿habrá servido a alguien?.

         Fue con el coche desde su casa hasta la Facultad dando volantazos de odio, pasando del ceda el paso de las rotondas, golpeando dos veces el bordillo,recibiendo el pitido de los otros y respondiéndoles con insultos soeces que a él mismo le disgustaban, y acelerando cuando un peatón pasaba por donde no debía,y alegrándose en su imaginación de cargárselo ya que sería su culpa por no cumplir las reglas y el mundo debe ser duro para todos. Sano y salvo con sus documentos del seguro del coche y documentos jurídicos tirados por aquí y por allá, llegó a su Facultad.


                                   bien vestido, guapo, hombre, negro, Traje, corbata - csp17697735
                                                         
              Y fue a quejarse por la falta de aparcamientos para discapacitados a secretaría aunque solía haber aparcamientos de sobra... Después llamó al Departamiento de Psicología para tener una cita con un psicólogo aunque le pusieron muchas trabas. Cuando consiguió la cita llegó temprano con la intención de poder desahogarse con alguien con una vida que le había muchos obstáculos: huérfano de padre, con una discapacidad que le obligaba a una movilidad reducida, y a cierto desprecio de los demás. Era un amplio despacho de la Facultad con hermosas vistas al prado contigüo al aparcamiento. "Un sitio de lujo para alguien al que no le gusta trabajar,ni ayudar a la gente",pensó Zeius.

          El psicólogo era un hombre de unos 40 años delgado y canoso que le miraba poniendo un gesto de asco con el labio. Zeius se puso a llorar aunque el espectador no le causaba confianza. No tenía a nadie para llorar,tenía que aprovecharse de la primera persona a la que tuviera disponible.
A él le parecía que muy valiente superar sus trabas para ponerse a llorar. El psicólogo que no se presentó cuando le saludó,le dijo:

-¡Por Dios,no llores!. Y agachó la cabeza en señal de vergüenza ajena.

- Si no estudias, ¿ tienes planteado buscarte trabajo o algo? tienes ya treintiypico años ¿has trabajado alguna vez?...

- Pues eeeeeh...no.

-Tú no hablas como un hombre de treintiypico años. Te preocupas de cosas... E hizo un gesto con los hombros como si fueran estupideces...

-Es que ha sido una ruptura muy reciente...

-Según lo que tú mismo me cuentas, la chica lo vió siempre como un rollito...

-Ya... respondió Zeius bajo el estado de shock, de que encima no valoraran su valor de llorar aunque lo estaba deseando.

- Tu problema es que no te gusta trabajar ni estudiar... ¿no crees que estás abusando de tu discapacidad para cobrar una pensión y vivir sin trabajar?, se lo dijo lentamente como un científico,él creyó que se lo recalcó para dejarlo más en evidencia. Se le ocurrió que debía llevar la música de PSICOSIS.

-Ya...vale... (se sintió desorientado con un planteamiento que le rompía los esquemas completamente) bueno...mejor me voy. Cogió y se levantó de la silla que nadie le había ofrecido. El psicólogo le sonrió con una especie de amargura y consuelo.
 Bueno, ya para tocarme las narices me las ha tocado bien,no tuve que haber venido, desde el principio me estaban poniendo pegas para negarme una consulta a la que tenía derecho.

   Bajo a la cafetería sin pedir nada, y se sentó solo enfrente de un grupo de chicas guapas con sus carpetas. Hablaban de un programa de televisión del cotilleo del corazón. Estaba tan cerca y tan lejos de ellas. Él era tan feo y tan amargado, al final y al cabo cuando él iba con prostitutas también se iba con las guapas y las que tenían aspecto alegre ¿no?.  Su amigo Ángel Treño a veces por una morbosa compasión iba con algunas más feuchas pero ¿no era eso absurdo?.

Zeius miró al retrasado que recogía las bandejas. Hacía tiempo que escribía poemas a gente así,pero ahora no, ayer había roto todas sus fotos del revés para no ver su horrible cara, esa cara asquerosa que le daba vergüenza.
 "Es cierto...pero qué cabrón...qué cabrón..." ¿y qué trabajo me van a ofrecer?, ¿auxiliar administrativo?¿en una tienda?...bah..." Tuvo el valor de mirarse la cara al espejo y la viró. Hacía unas semanas se habían reído de él, porque paseando por Triana las chicas jovenes se miraban en el reflejo de los escaparates pero siempre se viraba para que nadie viera de vergüenza su horrible cara.
"Tranquilo,eres como un vampiro,no se te ve".

Entonces tiró de un arrebato la bandejas llena de sobras que había en su mesa para que el chico con retraso viniera y se arrodillara ante él mientras recogía la bandeja. Las chicas de enfrente que veían su acción y su sonrisa sin entenderlo lo miraron con odio, con ese odio que se ve que va para largo,que no se detiene ante la exageración.

" ¡Pues claro que estoy abusando de mi discapacidad! ¿ no ves que me falta una pierna y no puedo ser tan cabrón como tú, hijo de puta?" gritó sin pensarlo al camarero, TIRANDO al suelo una silla sin querer.  Quiso recogerla pero se sintió ridículo,se dió media vuelta y se fue.

                                     
                                           








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